CAPÍTULO 11: CUMPLEAÑOS FELIZ

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Resultó que Georgia había ido a visitar a su hermana, para saber qué iba a hacer por su cumpleaños, pero, por supuesto que la rubia no iba a desaprovechar la oportunidad de ver a Jackson.

Cuando él la recibió en la puerta ella se le lanzó encima a darle un abrazo.

—Hola Georgia, ¿qué haces aquí? —preguntó Jackson con curiosidad.

—¿Acaso necesito una excusa para venir a ver a mi hermana? —preguntó, y luego le dio un suave empujón.

—Oh, no, por supuesto que no, pasa —invitó.

La chica avanzó y Jackson no pudo evitar mirarle el cuerpo, lo recordaba bastante bien, sin embargo, a diferencia de aquella vez que la vio, ahora se sorprendió a sí mismo al darse cuenta de que no sentía lo mismo.

Los ojos verdes de Maxine se le aparecían en la mente, y no creía que fuese por la amenaza que le dio.

Sacudió la cabeza y prefirió ir a buscar a su amiga.

—Espera aquí —pidió.

—Mejor voy yo a su habitación —le dijo ella y sin pedir permiso, subió las escaleras hasta donde se encontraba su hermana.

Maxine estaba dentro y no pretendía salir. Le incomodaba pensar que su hermana había venido para verlo a él, hasta que escuchó los toques en la puerta.

—¡Maxi! —saludó Georgia con una sonrisa.

—Georgia, ¿qué haces aquí?

—¿No es obvio? Vine a traerte un regalo anticipado por tu cumpleaños —le dijo guiñando un ojo.

Sacó la bolsa blanca de detrás de ella y se la entregó.

Maxine no pudo evitar sonreír, a pesar de que su hermana era una loca de remate y de que se había metido con el chico que le gustaba, no podía odiarla.

—No debiste traerme nada, lo sabes.

Se sonrojó, pero a pesar de lo que le decía, tomó la bolsa y la abrió con entusiasmo.

En el fondo se veía un vestido negro brillante bastante sensual. Maxine lo sacó y cuando lo extendió para apreciarlo mejor un jadeo de sorpresa y emoción escapó de sus labios.

—¿Esto es para mí? —preguntó con sorpresa.

—¡Obvio! Te verás increíble.

—¡Gracias! —le dio un fuerte abrazo que a Georgia la dejó sin aire.

Ahora que su hermana estaba más en confianza, se relajó. Ambas se quedaron conversando un buen rato hasta que se hizo demasiado tarde y Georgia se tuvo que ir.

A la mañana siguiente, Maxine se despertó con la canción del cumpleaños frente a la puerta de su cuarto.

Se levantó de un brinco y se cambió a toda prisa, al abrir encontró a Jackson con una torta de chocolate que tenía un mensaje escrito de felicitaciones; su sabor favorito.

—¡Feliz cumpleaños, Max! —exclamó.

—¿Es para mí?

—Hoy es tu día especial, así que te compensaré todos los años que no nos vimos —le dijo con una gran sonrisa.

Ella se sintió tan feliz que se propuso a sí misma olvidar por un día que él nunca sería para ella. Aceptaría todo lo que le daría y se permitiría expresar sus sentimientos por primera vez.

—Estás loco —le bromeó entre risas.

—Vamos, date prisa, abajo te espera un rico desayuno, y después... ¡la fiesta!

La Guardaespaldas del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora