16 - Amar

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Partidos importantes se acercaban y bueno, tener en mente un problema de amor no es tan profesional en el mundo del futbol, no debe haber distracción alguna y Mala estaba muy consciente de ello, hasta el momento había podido controlar aquello que sentía al ver como Diego y Kevin se acercaban.

Era ciertamente algo soportable ver como ambos solo estaban sentados uno junto al otro.

Los recuerdos de tener al colimense recargado en su hombro mientras dormía, pudiendo ver esas pestañas lindas y esa cara perfecta a su lado, a la par de que escuchaba su respiración tan relajada y sentir su pelo topar con su rostro al realizar la misma acción de vuelta era algo simplemente hermoso.

Al menos él había tenido esa dicha.

No podía enojarse con nadie, Ángel era alguien de buen corazón que por más que pasara no podía aceptar la maldad en ese lugar de su ser, no podía odiar a alguien en esta situación siquiera.

—Voy con Edson. — dijo sin más Lainez, cambiándose de lugar hasta el otro lado del autobús que los llevaba dejando ahí solo al lateral.

—Bueno... — ni siquiera habían pasado un cuarto de camino hacia el estadio donde jugarían y su novio ya no estaba con él.

Sus pensamientos tornaron en su aquello que había empezado hace aproximadamente casi un mes era lo mismo que lo que ahora eran, es decir, antes parecían una pareja verdaderamente enamorada y ahora parecían compañeros nuevamente.

Kevin sinceramente no entendía el amor al máximo, quizá nunca se había enamorado tanto al punto de saber que era para él esa palabra tan usada por más personas; había terminado como amigo con Fátima, no le había importado en lo absoluto lo de Isra y Nailea y bueno, ni siquiera había visto mal lo de Diego.

Era un total desconocido con la palabra amor, o simplemente era muy despistado, quizá ambas.

La mejor solución que tenía era dormir pero apenas miro a su mejor amigo solo ahí no pudo evitar sonreír y querer molestarle con su existencia un poco.

Concéntrate Ángel, debes tener la mente en blanco. — dijo en su mente el portero mientras suspiraba.

—¿Qué haces? — el michoacano hasta pegó un salto, ni siquiera había sentido en que momento ya estaba alado de él.

—No mames hasta espantas, hijo de...

—Jajaja. — ahí estaba nuevamente esa hermosa y perfecta risa, maldita sea. — no lo veías venir.

—No, sinceramente no y nada andaba relajándome, me gusta estar tranquilo antes de cada partido, ya sabes sin alguien que me moleste y se la pase gritándome en el oído, algo casual. — respondió de vuelta el portero sarcásticamente, Kevin solo rodó los ojos mientras sonreía dándole a entender que si había captado la indirecta, quizá la primera y última.

—Que bueno que yo no te molesto ni te grito en el oído.

—Sobre todo tú acatas ese pedido. ¿Donde está tu novio? Que él te aguante. — ambos miraron hacia atrás donde se encontraba el tabasqueño hablando con Edson, todo bastante normal realmente.

—Ni como interrumpirle, ya se parece a sus papás adorando a Edson.

—Eso ya es raro. ¿No sabes qué tan cercanos son? Digo, a mi me conoce tu mamá porque somos mejores amigos, pero sé que ella jamás le hablaría de mi como si fuéramos yo que sé, hermanos.

—Quien sabe, capaz también son muy mejores amigos pero no todos son mi mamá, tú eres tú y yo soy yo, así funciona.

—A veces me sorprende tu capacidad para entender siquiera lo que dices. — ambos soltaron varias carcajadas; Álvarez aceptaba que no podía ni cuidar de su existencia, Layún se lo había hecho saber un par de veces.

Ninguno de los dos [Malakev]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora