23 - Pendejos

646 49 51
                                    

Tanto Kevin como Malagon habían despertado apenas la luz del sol comenzó a molestar en sus rostros por la fuerza de esta misma.

Ambos estaban abrazados, el lateral descansaba en el pecho del portero quien fue el primero en despertar y comenzar a acariciar su pelo, que seguía todo revuelto tal y como en la noche.

Verlo a su lado era algo hermoso, los rayos del sol hacían su vista todavía más perfecta, ver esos bonitos ojos descansar, esos labios rositas y lindos soltar uno que otro suspiro, ese rostro que no tenía imperfección alguna.

¿Enserio era real?

—Mhm...

—Buenos días, amor. — un beso fue depositado en la cabeza del azabache.

—Buenos días. — al fin contestó, miró hacia arriba encontrándose con la mirada enamorada de su novio.

—¿Cómo estás? — todo se pronunciaba en pequeños susurros minuciosos que eran bastante lindos. — ¿Cómo amaneciste?

—Cansado, me duele todo.

—Ay, perdóname, creo que debícontrolar un poco más mis movimientos.

—No te preocupes, no me desagrado nada en lo absoluto. — una sonrisa algo pícara se formó en los labios del lateral.

Y vaya que no le había desagradado, de haber sido este el caso no hubiera gritado que siguiera y aumentara cada una de las embestidas.

—Bueno eso me tiene más tranquilo. — nuevamente sus manos se entrelazaron y Mala no pudo evitar dar pequeños besos en la delgada y delicada mano de su novio. — ¿Te gustaría que se repita?

—No estaría mal. — un beso lento y suave concluyó el tema.

Un par de risas salieron de ambos, pero fueron calladas por una llamada proveniente del celular de Mala el cual estaba en sus shorts que estaban en el otro lado de la habitación.

Por alguna razón llegaron ahí.

—¿Quién se acordó de mi? — se enrolló una sábana en su cadera y fue directamente a este. — ¿Bueno?

Mientras este contestaba Kevin buscaba con la mirada su ropa, estaba dispersa en toda la habitación, así que primero lo primero.

Se enrolló otra sábana de igual forma y se levantó por su bóxer, justo cuando quería dar el primer paso sus piernas no reaccionaron a tal llamado causado que un putazo sonara en toda la habitación.

—¿Ya buscaron en... — Ángel hubiera seguido de no ser por el ruido. — Después te llamo.

—¡Auch!

—¿Qué pasó, amor? — se acercó a donde Nahin había azotado y ya hacía sentado como si de un bebé se tratara.

—Mis piernas se sienten como gelatinas.

El más alto no pudo evitar soltar una risa, que no le pareció al que estaba tirado.

—¿Qué, pendejo? Me dejaste sin poder caminar, no siento las piernas y te ríes.

—¿Qué te quejas, wey?

—¿Cómo qué, de qué? ¿Cómo verga me voy a trasladar de un lado a otro? Parezco bebé recién nacido, wey.

—Ayer no decías eso. — el portero sonrió de lado mientras se acercaba al rostro de Kevin y dejaba un pequeño beso en su mejilla.

—Ayer era ayer... no sabía que me iba a quedar sin caminar.

—Hubieras pensado eso antes de decirme "¡Ah!~ ¡Ángel!~ ¡Más, más, más, no pares, mi amor!"

Kev no pudo evitar ponerse rojo apenas escucho esos gemidos imitados de su novio, tan solo de recordar todo lo de anoche lo ponía nervioso.

Ninguno de los dos [Malakev]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora