09 - ¿Celos?

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—¡En la madre!

—Tranquilo, tranquilo jaja, ¿estas bien?

Kevin miró todo confundido a Ángel aunque más que confundido estaba como espantado y desconcertado, hace un par de minutos estaba en la concentración de la selección y alguien le había gritado un anuncio y ahora estaba en el autobús del America con su amigo el portero mirándolo todavía más confundido.

—¿Tengo algo en la cara?

—Osh, no me digas que todo fue un sueño — Álvarez pasó sus manos por su cara y si, al parecer ese encuentro que había tenido con aquel chico había sido un sueño total

—Defíneme todo, ¿tuviste un sueño "ajá"?

—¡Obvio no! — las risas de Malagon no tardaron en aparecer y prácticamente en eso se basaba su relación amistosa, risas y más risas

—Ya pues, ¿que soñaste? Los sueños se pueden volver realidad o un aviso

—¿Entonces soñaste que te fueron infiel? — y ahí estaban otra vez las carcajadas

—Pendejo, ya mejor dime qué soñaste ándale

—Soñé con la persona que me gusta, estaba hablándole de una manera tan extrañamente segura, me sonreía de una manera tan bonita, y todo parecía tan real porque su pelo se movía muy lindo después todo se volvió negro y anunciaron algo sobre un nuevo jugador

—¿Igor?

—Algo así recuerdo

—Entonces quizá si veas el futuro o algo parecido, creo que en verdad lo van a fichar

—¿Enserio? Mira si tengo oportunidad con esa persona entonces, ¿será que tengo algo? — el chico hizo un gesto seguido de un movimiento de manos que le causó aún más gracia al portero

—Jaja, ay Kevin, no te vuelvo a poner canciones mientras duermes siempre me terminas asustando con algo nuevo, la vez pasada estabas de sonámbulo

El portero volteó a mirar al contrario y su mano se dirigió hacia el lado derecho del chico donde se encontraba el audífono, de tal modo que ahora tenía su mano posicionada tal como en las películas en las cuales están a nada de darse un beso y solo esperaban cualquier impulso.

Ambos se quedaron viendo por unos segundos pues Ángel no podía quitar su mirada de los ojos color café que tampoco parecían poder despegarse de los contrarios.

No fue hasta que el más alto quito por fin el audífono y desvió la mirada a la par de que soltaba un leve suspiro, al fin ambos pudieron reaccionar y Malagon se encargó de quitarle el audífono y guardarlo en su debida caja junto al otro.

—¿Y quien te gusta? ¿Y por qué no me quieres decir? — preguntó Ángel curioso obviamente tratando de disimular aquel momento raramente extraño que habían tenido

—Porque vas a hacerme burla como Layún, él también conoce a esa persona y no sabes como me ataca aunque recién me conoce, ahora imagínate como estaban mis amigos

—Te juro que no, anda dime

—No, sigue intentando, hasta que se dé te darás cuenta

—Igual te haría burla para ese entonces y quizá hasta peor, dime ándale y te ayudo si es posible

—Ay wey me quieres ayudar y mírate, a la vuelta ¿va? — ambos rieron, Ángel más que nada porque no le quedaba de otra — además quien sabe si le guste, creo que hasta me ha de odiar o ha de pensar que yo soy quien le odia

—¿Cómo por qué?

—Siempre que lo veo le hago unas jetas bien feas, no se como reaccionar a través de mis gestos y creo que se nota muy fácilmente

Ninguno de los dos [Malakev]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora