27 - Sabes una cosa

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Estos dos enamorados disfrutaban de una bonita escena y serie de besos en la comodidad de su hogar siendo abrigados por el calor de sus cuerpos y las sábanas de la cama que los cubrían.

No fue hasta que un mensaje proveniente del celular de Mala lo hizo detener dicho momento. Diez segundos se tardó en divisar y responder los mensajes para después levantarse de la cama y empezar a vestirse.

—Ahorita vengo, amor. — el portero tomó una sudadera mientras decía ello. 

—¿A donde vas?

—Es que un amigo me pidió que le ayudara con unas cosas. — eso no fue muy creíble para el lado chismoso de Kevin, solo lo miró con los ojos entrecerrados y volvió a cuestionar.

—¿A las 11:00 de la noche?

—Toda la tarde estuvo ocupado, además le debo una, te juro que no tardo nada. — el azabache no estaba muy convencido, además... en hora y media sería su cumpleaños.

—Mmm... ¿Seguro que no tardas?

—Te lo juro, le voy a ayudar pero también quiero llegar a dormir. — bromeó un poco el mayor mientras tomaba su celular y las llaves de la casa.

—Bueno, más te vale. — Kevin comenzaba a creer que Mala tenía alguna sorpresa y por eso se iría pues era alguien que no olvidaba las cosas.

—Te veo en un rato, te amo. — este tomó del mentón a su novio y le plantó un beso respondiendo con eso lo mismo, un "te amo". — si te duermes me dejas espacio, wey.

—Vemos, vemos. — ambos sonrieron y fueron minutos en que Ángel ya no estaba ahí.

Con el pasar de la noche Kevin comenzó a aburrirse, siempre se aburría pero ahora que no tenía a su novio a su lado lo era aún más, incluso el celular le había aburrido a pesar de que se había mantenido viendo videos románticos que le hacían a él y a Ángel, una que otra sonrisa se le escapaba por el sentimiento.

Pero no era suficiente, quería tenerlo para abrazarlo y poder sentir su calor junto al suyo, poder tomar lugar en su pecho sintiendo y escuchando los latidos de su corazón, quería eso.

Quería pasar las primeras horas de su cumpleaños junto a él como su novio.

Cuando se conocieron solo eran amigos, ahora eran algo más y sentía una gran emoción por eso, pero eran ya 11:40 de la noche y Ángel seguía sin llegar, esperaría, algo que nunca hacía pero por su amado tendría ese cuidado.

—Osh. — dijo apenas se levantó con un suéter y fue a la jaula donde Ramón se encontraba. — ¿Tú si te acuerdas de mi cumpleaños, verdad?

El animalito lo miró y movió un poco sus orejas mientras se rascaba su pequeña nariz.

—Voy a tomar eso como un si. — entre pequeñísimas risas el chico empezó a acariciar a su mascota con sus dedos mientras que abría la jaula. — Ya sé que no te gusta pero ven.

Sus manos tomaron a Ramón y lo acercó a su pecho abrazándolo para que no tuviera reacción alguna como saltar o asustarse, después se fue a la habitación dejándolo en la cama con cuidado y con comida.

—Eres un tragón. Ya estás bien grande, 6 años de mis cuidados no fueron en vano. — dijo Kevin mientras seguía acariciando al animalito y se recostaba a su lado. — ¿Qué tal te cae Ángel?

Si Ramón pudiera hablar habría dicho que le cae muy bien, le daba cuidados que a Kevin de vez en cuando se le iban por andar en las nubes, pero solo hizo un gesto que dijo bastante.

—Creo que si te cae bien. — las risas se hicieron presentes, después se quedó un momento en silencio y suspiró. — ¿Crees que se le haya olvidado que es mi cumpleaños? Son 11:56 y ni sus luces...

Ninguno de los dos [Malakev]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora