Capitulo 35

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Pov Pranpriya

La casa estaba sumida en un silencio agobiante, solo interrumpido por el eco de nuestros pensamientos. La partida repentina de Lisa nos dejó a todos aturdidos, sin aliento. ¿Cómo podía haber huido así, sin dejar rastro? Nos mirábamos unos a otros, incapaces de articular una sola palabra que pudiera aliviar la angustia que se apoderaba de nosotros.

Fue entonces cuando Jennie, con determinación, decidió emprender la búsqueda de mi hermana. Su valentía nos infundió algo de esperanza en medio de la desesperación. Sin embargo, el tiempo pasaba. La oscuridad de la noche no revelaba ni una pista, y cada minuto que transcurría parecía conducirnos hacia una salida sin fin.

¿Dónde está Lisa?

Las preguntas sin respuesta flotaban en el aire, tejiendo una red de misterio.

—Es imposible que haya desaparecido así de rápido y sin dejar rastro alguno —hablaba mi padre, preocupado, y observando una Rose que caminaba de un lado a otro —.Tenemos que llamar a la policía —

—Estoy de acuerdo con Marco —aportó Rose, también preocupada y con lágrimas.

Y como no tenerlas, si su hija y su "novia" también están desaparecidas.

—Llamaré en este instante. Quiero que todos busquen a nuestras niñas —

Desde el fondo de la cocina, apareció Jennie, esta también sollozaba. Baje mi mirada hasta llegar a su teléfono, que hacía en su mano, y volví a observar su rostro.

—Hable con mi jefe. Sé que es mejor ocultar todo este asunto, pero quiero encontrar en cuanto antes a Lisa, así que le ordene que informara a todas las prensas que estaban desaparecidas y que queremos a todo el mundo buscándolas —

No creo que eso sea de gran ayuda, viendo la hora que es, casi las una de la mañana, pero aprecio lo que hace la prometida de mi hermana.

Por mi parte, el peso de la incertidumbre se cernía sobre mí, envolviéndome en un velo de perplejidad y rabia. Aunque me sentía impotente, se que debo tomar las riendas de esta situación. Mis pensamientos tumultuosos se transformaban en una determinación férrea: debo encontrar a mi hermana, a mi sobrina, a Jisoo y a Mina. Debo poner fin a todo esto de una vez por todas, antes de que más personas resulten heridas.

Siento que yo solo puedo arreglar todo esto.

Con sigilo y cautela, me dirijo hacia el patio trasero. El corazón me latía como si estuviera corriéndome un maratón. Allí, entre mis contactos, busqué a una persona en particular: Chitthip. Con cada pulsación en la pantalla, mi determinación se fortaleció, y dispuesta a emprender cualquier camino que me llevara a las chicas, marque su numero, sin importarme las consecuencias.

—Que valentía tienes en llamarme, Bruschweiler —se escuchó del otro lado.

—Deja de jugar, Chitthip. Tu problema no es con ellas, libéralas. ¿Qué quieres de nosotros? ¿Qué quieres de mí? —

—¿De ti? Nada. Pero si de mi hija, Lalisa, de ella quiero muchas cosas —

—No te atrevas a tocarla. Te lo ruego. No querrás conocerme, Manoban —advertí.

—A mi no me hables de esa manera, malcriada. Recuerda tu lugar y quien es tu madre —

—Mi madre se murió el día que nos dejó. Te lo advierto, Chitthip, le tocas un cabello a una de ellas, y tú y yo tendremos guerra —

—Eso quiero verlo, querida — y colgó.

El siguiente sonido que percibo es la voz de mi padre entremezclada con la de dos desconocidos. Al adentrarme en la casa, me encuentro con dos policías interrogando a mi familia. Aunque me resultaban familiares, no logro recordar de dónde los conozco. Aparto la mirada de ellos y me concentro en mi teléfono, donde noto la notificación de un mensaje. Era Lisa, mi hermana. Una sensación de urgencia me embargó, y considero si debo compartir esta información con los presentes. Sin embargo, antes de tomar una decisión, vuelvo a leer el mensaje: una dirección.

Idénticas | JenLisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora