HÉCTOR
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— Muy bien, Héctor —me animó Archie en cuanto salí del gimnasio —. La batalla la tienes ganada —me alentó —. No hay que preocuparse.
— No me quiero relajar —agarré la camiseta y me la eché al hombro —. Él se dedica al boxeo profesionalmente, yo no.
— En estos meses te has puesto más fuerte, eres más alto que él y tienes buena resistencia. Todavía tenemos un mes —me dio un par de palmaditas en la espalda y asentí —. Ve con Marc, tienes visita.
Fruncí el ceño, quise preguntar, pero no me dio tiempo a hacerlo. Se giró y entró al gimnasio, cogí aire y lo fui soltando poco a poco. Caminé hasta donde se encontraba mi amigo y juntos cogimos el sendero para llegar al edificio principal de la finca. Marc me miró frunciendo las cejas, me encogí de hombros, él se dedicó a reírse.
— ¿De qué te ríes cabrón? —le di un puñetazo en el brazo, él me lo devolvió.
— Que te has puesto mamadísimo, me haces sombra —me removió el pelo haciéndome rabiar.
— Será por eso, no te faltan tías, Guiu. Pero claro, estar a su altura es bastante difícil. Que complicado tiene que ser fijarse en ti —me sacó el dedo y me reí.
El sol se estaba poniendo, la temperatura bajó levemente, dejando una suave brisa prevalecer en el cielo. No hacía frío, ni tan poco calor. Simplemente, la temperatura perfecta. Caminé mirando al suelo, sintiendo como el sudor resbalaba por mi cuerpo.
Conocí a Marc desde hacía aproximadamente unos cuantos años. No sabía distinguir cuando llegó a mi vida, siempre tuve recuerdos con él. Era mi mejor amigo, ese que veía una vez al año muy a lo sumo. Pero el único que me entendía a la perfección, el único que tenía el mismo aura que yo y la única persona en el mundo con el que compartía gustos y adicciones. Marc era de ese tipo de tíos que gustaba, cuando salíamos de fiesta era toda una odisea, el cabrón fue el único que consiguió hacerme sombra. Su padre era Archie, amigo de mi padre y dueño de una tercera parte de la institución que se montaron.
Él se dedicaba al entrenamiento de los chicos, los ponía mamadísimos y luego les enseñaba las técnicas necesarias para acabar ganando en el laberinto. Aunque por muy fuertes que se pusieran, todo residía en la mente y en la capacidad de enfrentarse a los peligros en soledad. Y Archie siempre fue muy bueno tanto entrenando cuerpos, como mentes.
Pasar unos meses allí me sirvió para entenderlo todo más, y aunque yo no estaba entrenando para jugarme la vida, sí lo hacía para pelear en contra de los Sandoval. Cada año hacíamos una pelea, hasta la fecha Thiago era quien había estado representando a la familia, pero aquel año fue muy distinto, fue mi padre quien me señaló como el representante. No tuve opción, no me pude negar. Y fue toda una experiencia digna de repetir más veces porque estar en Lyon me sirvió para quererme más y para dedicarme el tiempo suficiente a mí mismo.
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ERROR 707 ▪︎ HÉCTOR FORT
Fiksi Penggemar365 días después él vuelve a su vida arrasándolo todo. Él la metió en aquel mundo tan oscuro, la dejó sola ante el peligro y un año después vuelve, vuelve poniendo su vida patas arriba. Alana, hija de uno de los futbolistas más famosos del país des...