Capítulo 54

2.9K 168 20
                                    

HÉCTOR

°•°☆°•°

°•°☆°•°

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

°•°☆°•°

Le acariciaba el pelo mientras dormía. Su cabeza reposaba sobre mi entrepierna. Estaba tenso y rígido, ella descansaba plácidamente mientras yo estaba intentando salir de la tortura.

Le curé el corte que le había hecho él tío ese que trabajaba para Fermín y que la estúpida de Carito había traído para hacerle daño a Alana mientras ella me entretenía. La conversación más aburrida y más absurda que probablemente haya tenido en la vida, fue con ella. Y mirad que me solía aburrir fácilmente cuando me hablaban de algo que no me interesaba.

Llegaron sin invitación y el personal de seguridad los subió para que pudiéramos llegar a un acuerdo, pero con ella era imposible. Era una tía insulsa y que iba de empoderada, pero en realidad era una bicha mala que carecía de valores. Me dejé llevar porque vi a Alana y sus celos me envalentonaron a jugármela un poco más. Cuando la vi aparecer agarrada de la mano de Irina salí de la conversación, Carito hablaba y yo lo único que hacía era mirar a Alana y perderme en ella.

Había sido un gilipollas y a caso hecho. Todo lo que le dije fue premeditado, ese era yo en mi plena esencia. Puede que no le gustara mi forma de ser, puede que no fueran las mejores formas y que me pasé con lo que le dije. Pero ahí estaba, siendo yo sin hacer distinciones. Porque con ella me pasó que me salía actuar de forma distinta, supongo que por los sentimientos que había de por medio. Y por primera vez actué como si no me importara y lejos de sentir culpa, creí que estaba haciendo lo correcto.

Ella se molestó, claro que se enfadó y me sorprendió no verla llorar a través de las cámaras. Lo había llorado todo ya y no tuvo valor de enfrentarse a lo que realmente sentía. Era ella contra sí misma. Las lágrimas amenazaban con salir y luchó por no soltar ni una. No quiso llorar por mí y le costó caro. Días rayada, sin salir de la habitación y machacándose la cabeza buscando respuestas que solamente yo era capaz de darle.

Decía que no iba a caer. Mentirosa. Cayó a la primera de cambio.

Y me gustó.

Cuando por fin logré quitarme a la insulsa, fui al baño a lavarme un poco la cara y a relajar la postura. Me puso muy tenso y no me convenía que me vieran al borde de estallar, de nada sirvió porque minutos después acabaría pegándole una paliza a un tío hasta matarlo. Cuando vi que el tío ese, —del cual desconocía su nombre, pero lo había visto varias veces con Fermín—, con Alana se me nubló la mente y no pude pensar en otra cosa que no fuera acabar con su vida.

Y eso hice, me lo quité de un arrebato de ira que me cegó y no pude contemplar las opciones que tenía. Carito se fue calentita a casa y me lo tomé como si le estuviéramos mandando una advertencia al onubense. Quería jugar con nosotros, nos tomó por tontos y lo que no sabía era que íbamos un paso por delante de él.

ERROR 707 ▪︎ HÉCTOR FORTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora