Encuentros

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- ¡Ah! Lo siento, mi nombre es Jun Fukuwa y trabajo para tu padre – El chico miro su reloj – Ya es tarde, toma – Puso la caja frente a Rei obligándola a tomarlo – Vendré por ti a las 6 pm en punto, nos vemos.

Para asombro de Rei el chico salió corriendo dejándola sin palabras y sin mirar atrás, ella miro la caja con el vestido y volvió a mirar en dirección por donde se fue Jun pero este ya se había ido.

Ami estaba sentada en la mesa de su casa pensando en si sería apropiado reportarse enferma, durante toda la noche no pudo conciliar el sueño y se sentía abrumada, tenía destellos de recuerdos de su vida pasada.

Con el paso del tiempo a todas les había sucedido que en ocasiones algunos recuerdos del Milenio de Plata se comenzaban a desbloquear, pero estos últimos habían representado para Ami agotamiento mental en un esfuerzo por armarlos y darles algún sentido, pero solo recordaba rizos dorados y una mirada verde sagaz, risas, alegría y sentido de pertenencia tan dolorosamente familiar que hacía que le doliera el pecho.

- Mercury – Escuchaba esa voz llamándola dulcemente en sus sueños pero no podía recordar el rostro, nuevamente los rizos dorados se hacían presentes, después libros por montones, cartas, poemas y paisajes del campo o cuerpos de agua brillando al sol; una mano cálida que tomaba la suya con delicadeza, unos brazos fuertes rodeándola y unos labios suaves besándola.

Todavía podría estremecerse al recordarlo – Zoisite – Llego ese nombre a su mente como un rayo y de pronto los rizos rubios se movían para dar paso a un hermoso rostro andrógino con rasgos afinados pero mayormente varoniles y una mirada inteligentemente sagaz de color verde. Lo había olvidado por completo, Mercury amaba a Zoisite; pero ella recuerda a Zoisite como un antiguo enemigo que además estaba muerto ¿Por qué tuvo que recordarlo?

Nuevamente su mente la regreso a la noche anterior, aquel chico que salió del lugar de Makoto... rizos rubios sujetos en una coleta baja; antes de que su mente la volviera loca decidió que esos recuerdos se despertaron en ella debido al parecido de ambos chicos, Satoshi... así dijo Kyo que se llamaba ese chico; de cualquier forma Zoisite estaba muerto y aunque no lo estuviera, pensó; no importaba, Ami no era completamente Mercury así que no tenía por qué sentir algo por Zoisite pero no entendía porque comenzaban a salir lágrimas de sus ojos sin parar.

- ¿Quieres que pida tu café? – Pregunto Satoshi dejando un par de papeles en el escritorio de su jefe – O puedo traerlo por ti – Dijo casi sin interés

- No, iré yo mismo... hoy no tengo tanta carga de trabajo. No te daré una excusa para salir de tu trabajo – Dijo alegremente – Además quisiera conocer a la dueña del negocio, nunca la he visto aunque diario atiende mi orden

- Como quieras – Dijo Satoshi mientras salía por la puerta

Naoto miro los papeles y era un contrato para instalar uno de sus programas de administración para la firma de abogados de Kazuya Takeuchi, jugo un poco con su lápiz dando ligeros golpes sobre la mesa – Creo que necesito café antes de leer todo esto – Se levantó y salió de su oficina.

Al otro lado de la calle miro como la gente entraba y salía del local, pudo ver a Kyo acomodando algunas mesas al interior. Abrió la puerta y la campana sonó anunciando la entrada de un cliente, inmediatamente Kyo volteo y saludo al hombre al reconocerlo.

- Buen día Sr. Akiyama

- Kyo ¿Qué te he dicho acerca de "Sr. Akiyama"?... Solo dime Naoto

- Lo sé, pero mi jefa cree que es algo irrespetuoso de mi parte ¿Tomo su orden o solo será un café? Hoy mi jefa preparo un pastel de manzana y sin haberlo probado puedo garantizarle que esta delicioso

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