Pasaron más días y las cosas en la tierra no mejoraban, cada uno de los generales intentaban mantenerse concentrados en sus respectivos labores pero apenas podían sacar las cosas a flote, no por falta de capacidad sino por falta de concentración, el tema de las senshi los tenía más preocupados de lo que ellos quisieran admitir; inclusive Kunzite que intentaba mantenerse indiferente comenzaba a evidenciar su desesperación.
Tras los días siguientes ellos continuaron insistiendo con la Reina que cada vez se sentía peor por ellos, las cosas pasaron de divertidas a tristes; le sorprendía lo rápido que cada uno de ellos se había roto tras la partida de las chicas pero aun cuando sentía su corazón entristecerse por ellos estaba segura de que la distancia los haría valorar a las chicas, a las cuales consideraba sus hermanas.
El resto de los días pasaron rápidamente, las chicas desesperadas por volver a sus labores no demoraron su llegada, disfrutaron sus charlas con Luna y Artemis pero por demás era demasiado aburrido, el aislamiento en el que estaban resultaba simplemente abrumador.
Jadeite se dirigía a su oficina cuando noto la oficina de Mars abierta; habían acordado que las oficinas de las senshi permanecerían como el día en que se fueron y nadie más que ellos (y los reyes) podría entrar a ellas.
- No se tiene permitido entrar aquí – Dijo molesto incluso antes de llegar a la puerta, en realidad esto solo acentuó su mal humor; el tema de Mars, la negatividad de la Reina a darles información y su reciente reunión de infiltración que no salió bien lo tenían irritado.
Se detuvo en el marco de la puerta y sintió como sus piernas temblaban, ella estaba ahí de pie mirando unos documentos y después poso sus ojos amatistas sobre los de él que ya se encontraban enrojecidos al retener sus lágrimas.
- ¿Desde cuándo tengo que pedir permiso para entrar a mi oficina? – Le pregunto despreocupadamente pero al notar su semblante se preocupó.
Él la miraba como si estuviera viendo un fantasma, las marcas de golpes en su rosto derivado de su fallida infiltración la hicieron realmente preocuparse por él – Jadeite ¿Estás bien? – Dejo los documentos en su escritorio sin dejar de mirarlo y se dirigió lentamente hacia él; alzo una de sus manos para tocar su mejilla pero él la tomo en el aire.
- Estas aquí... has vuelto – Dijo casi suspirando, la atrajo hacia él en un abrazo tan fuerte que la dejo completamente inmovilizada – Regresaste – Dijo susurrándole en el cuello mientras enterraba su rostro en el cabello oscuro de la senshi, ella podía sentir las lágrimas del general mojando parte de su cuello y sentir los espasmos de su cuerpo contra los de ella, estaba sollozando y Mars no entendía nada.
- Jadeite ¿Qué está pasando? ¿Por qué no volvería?...
Antes de que ella pudiera seguir preguntando Jadeite sello su boca con la suya, con desesperación y ansias – Te amo... no vuelvas a irte – Le susurraba entre sus labios y sin dejar de comerle la boca – Siento ser un idiota, pero por favor no vuelvas a dejarme
Jadeite la besaba tan apasionadamente que Mars no supo en que momento él se encargó de cerrar la puerta de la oficina y la levanto sentándola en el escritorio, Mars tomo el rostro del general con ambas manos y puso una ligera distancia entre ellos, miro los ojos azules que estaban perdidos en devoción, amor y pasión en los de ella – Pero eres mi idiota
Jadeite rio entre dientes – Soy todo tuyo – Y volvió a besarla con desesperación.
- ¿¡Pero que rayos paso en mi oficina?! – El grito de Sailor Mercury se escuchó en casi todo el palacio y por supuesto no escapo de los oídos de Zoisite quien se encontraba a varios metros de distancia, pero como si esa voz fuera una señal corrió tan rápido como pudo hacia la oficina de Mercury en la cual había estado trabajando la última semana.
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Acuérdate de mí
FanfictionHan pasado 5 años desde que derrotaron a Caos y cada una puede concentrarse en sus propias vidas antes de la inminente llegada de Tokio de Cristal; pero los hombres que creían nunca volver a ver regresan a sus vidas con la diferencia de que no recue...