Aculman.
Wednesday Pov.
Estire mis brazos por encima de mi cabeza, murmuré en voz baja y mire a mi alrededor para notar que mi muchacha no estaba.
¿A dónde fue?.
Me levanté acomodando todo nuestro desastre, el olor a tierra mojada hindudaba mi nariz haciéndome feliz, acomode todo en nuestra pequeña "bolsa" como la llamaba Enid y apague el fuego que aún se mantenía, luego fruncí el ceño y salí para buscar a mi muchacha. Aún no confiaba en que estuviera sola en el bosque, no por ella si no en los demás.
Hay aldeanos que odian a los españoles y lo entiendo por completo pero Enid, ella no es como ellos aunque ellos parecen no entenderlo, así que siempre me pongo en alerta para protegerla.
Caminé por el bosque en busca de ella, dándome cuenta que a propósito dejaba huellas que podía seguir con bastante facilidad. No tarde en guardar silencio cuando escuché una voz masculina.
—Tú debes morir como todos los demás invasores—. Dijo este de forma brusca y rápidamente comencé a correr.
Mis ojos se abrieron más de lo normal cuando note a mi muchacha con lágrimas en los ojos y un hombre encima de ella tratando de ahorcarla.
—¡Suelta a mi mujer!—. Grité para luego salir corriendo tecleando al hombre de forma brusca.
Dejando así que mi Enid tomará una bocanada de aire muy fuerte, yo rodeé con el hombre por la tierra tratando de tener ventaja hasta que me coloqué encima de su cintura dándole un fuerte golpe en el rostro, este tomo tierra entre sus manos y me lo arrojo al rostro haciendo que cerrará de golpe mis ojos, luego sentí como me empujó lejos de él haciendo que cayera con fuerza.
Talle rápidamente mis ojos para ponerme de pie rápidamente recibiendo una patada del hombre, esquivé otro golpe para si rápidamente lanzarle una patada en la cadera haciendo que se doblará un poco haciéndola soltar un jadeo de dolor.
—¡¿Traicionas a tu gente por una de ellos?! ¡Los Dioses caerán sobre de ti!—. Me gritó lanzando para golpearme.
Rápidamente bloqueé sus ataques con mis antebrazos para luego patear su pierna derecha seguido de un gancho en su mandíbula. La furia me envolvía y no descansaría hasta matarlo, tocó a mi muchacha y no había manera que dejara que sobreviviera.
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Xochitl y Yollotl: In Ixtapal Nican Anotl (Wenclair)
General FictionEn las tierras vibrantes de Tenochtitlan, donde los ecos del pasado aún susurran historias de valentía y amor, llegó una mujer de lejanas tierras llamada Enid. A pesar de ser obligada por los españoles, su corazón, lleno de curiosidad y anhelo por...