Wednesday Pov.
—Wednesday... Despierta, despierta... Mira... Es un jabalí—. Dijo Enid sonriendo como golpeaba con su palma abierta mi rostro.
—No molestes mujer—. Lloriquee tratando de dar media vuelta para poder dormir un poco más.
—¡Wednesday!—. Gritó e hizo que tomará asiento de golpe tallando mis ojos para mirar al frente.
—Es un Coyametl—.
El animal está a una distancia considerable de nosotras, mirándonos fijamente con esos ojos oscuros, sus orejas se movían un poco y soltaba algunos ruiditos. Si tuviera la energía necesaria, me levantaría e iría por el para cazarlo y comerlo pero... No tengo ganas en este momento.
—Bueno, nunca lo había visto de cerca y eso que he pasado mucho tiempo en tu tierra—. Aseguró ella con una linda sonrisa.
—Enid... Todo lo que ves es único para ti y lo entiendo... Aunque necesitas nueva ropa—. Murmuré mirándola fijamente.
—¿Qué quieres decir?—.
—Nada—.
—¡Oye! No, no... ¿A caso me estás diciendo que apesto? Por qué ayer me di un baño en el rio—.
—Tu no, tu ropa—. Dije encogiéndome de hombros para luego reír fuertemente cuando la rubia se lanzo encima de mi.
Trato de darme cosquillas pero fue imposible ya que no sufría de tal cosa como ella. Rápidamente nos giré dejando debajo de mi a Enid, sus lindos ojos azules me miran con cariño y yo sonreí para juntar nuestros labios en un beso tranquilo y amoroso. Mi corazón latió rápidamente dentro de mi pecho haciéndome sentir... Feliz.
—Te amo—. Susurré contra sus labios.
—También te amo—. Susurró acariciando mi espalda.
—Escondete en ese árbol, iré a buscar algunas cosas y no salgas hasta que te llama, ¿Si?—.
—Si, mamá—.
Negué con la cabeza pegando mi frente con la suya para luego alejarme dejando un corto beso en su frente, tome mi arma que había dejado a un lado. Me levanté y mire brevemente hacia atrás para ver a mi linda mujer blanca sentada mirándome con una sonrisa y ojos brillantes.
Nos miramos brevemente para luego indicarle con la cabeza que subiera al árbol, está tomo lo poco que nos pertenecía y subió dándome un guiño coqueto. Suspiré divertida para después alejarme espantando al animal que salió huyendo. Mientras me alejaba de Enid más rápido caminaba hasta el punto de correr saliendo del bosque.
No me tardo mucho tiempo en llegar a una aldea donde use los arbustos como escondite, observando como se movían y notando que solo mujeres y niños estaban presentes. Así que salí de mi escondite hablando en voz alta llamando la atención de una anciana, las mujeres al rededor me miraron asustadas pero aclaré que no iba hacer nada, que estaba de paso. Y aunque me tomo un tiempo convencerlas, me ayudaron.
ESTÁS LEYENDO
Xochitl y Yollotl: In Ixtapal Nican Anotl (Wenclair)
General FictionEn las tierras vibrantes de Tenochtitlan, donde los ecos del pasado aún susurran historias de valentía y amor, llegó una mujer de lejanas tierras llamada Enid. A pesar de ser obligada por los españoles, su corazón, lleno de curiosidad y anhelo por...