019: El Plan.

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La expresión de ___ cambia cuando el doppelganger frente a ella se acerca cada vez más. Ella parece notarlo y se muestra extrañada, pero aún no comprende la verdadera amenaza. Mi corazón late con fuerza mientras observo la escena. No puedo esperar más.

Salgo de la habitación, mi voz fría y llena de autoridad resonando en el aire. —Aléjate de mi pareja, Sylak.

Sylak se gira lentamente, sus ojos mostrando una chispa de sorpresa que rápidamente se desvanece. Su rostro recupera esa expresión calculadora y desprovista de emoción. ___ también me mira, preocupada y confundida.

—¿Francis, qué estás haciendo? —pregunta ella, sin entender la gravedad de la situación. Ella aún cree que es Nick y no tiene ni la menor idea de que está frente a un doppelganger. Su preocupación se convierte en miedo, y puedo ver cómo intenta comprender lo que está sucediendo.

—Te dije que te alejaras de ella —repetí, avanzando un paso más—. Sabes perfectamente cuál es el castigo de desear a la pareja de tu jefe.

Sylak suelta a ___, quien lo mira extrañada.

—No es Nick, mi humana. Es Sylak, un doppelganger.

Los ojos de ___ muestran temor y ella retrocede. La tomo de la mano y la pongo por detrás de mí.

—De saber lo deliciosa que era tu pareja, me hubiera acercado hace mucho, "Francis". —dijo él, mencionando mi nuevo nombre completo a modo de burla.

—¿Me seguiste?

—¿Quién es él? ¿Por qué se hace pasar por Nick? —mi humana tiene muchas preguntas y su voz está cargada de miedo. Ella mantiene nuestras manos unidas, asustada.

—¿Cuál es la razón de tu presencia?

—Mejor dime qué huele tan bien —pregunta él, acercándose.

El cuerpo de mi pareja huele a fresas. Posiblemente este imbécil quede igual o más encantado de lo que yo quedé cuando conocí a ___.

—¿Tienes el plan en movimiento, verdad?

—Me estás colmando la paciencia, Sylak.

—Perdón —dice, mientras nos mira con desgano—. Pero necesito saber cómo va a proceder tu estrategia. —Sylak levanta las manos en señal de rendición. —No tengo intención de hacerles daño. Solo quiero saber.

—¿Saber qué? —pregunta mi pareja, sin bajar la guardia.

—El amor humano —responde, dando un paso atrás para mostrar que no es una amenaza—. La devoción que muestran el uno por el otro, la disposición a arriesgarlo todo... Es algo que nosotros, los doppelgangers, nunca hemos experimentado. Es lo que nos trajo a este planeta en primer lugar.

Mis ojos se ensanchan y le hago una seña de silencio a Sylak, pero ___, notando mi reacción, pregunta, —¿Por qué? ¿Por qué están aquí?

Sylak mira a Francis, luego vuelve a ___ con una expresión de curiosidad. —¿No le has contado la verdad, Francis? Se supone que en el amor humano hay confianza y no secretos. Digo, si es que quieres que tu plan funcione...

___ me mira, confundida y preocupada. —¿Cuál verdad, Francis? ¿De qué está hablando?

Miro a Sylak, que parece estar disfrutando de la situación, y luego vuelvo mi atención a ___. Sus ojos demandan una explicación. Suspiro, sabiendo que ya no puedo mantener el secreto. —___, yo... —digo finalmente, tomando sus manos.

—¿Tú qué?

Tomo aire, preparándome para revelar lo que he ocultado tanto tiempo.

—Nosotros no llegamos aquí por casualidad —comienzo—. Nuestras mujeres eran altamente independientes y no dependían de los machos para su supervivencia. Sin embargo, la nave de exploración en la que las últimas mujeres venían colapsó y explotó en la órbita de la Tierra, dejándonos sin mujeres capaces de concebir crías.

___ me mira con ojos muy abiertos. —Espera... ¿La nave que explotó? No habías dicho... ¿que la nave de las mujeres se había estrellado en la Tierra?

—No vinimos a la Tierra por sus recursos —interrumpió Sylak—. Hemos venido por sus mujeres.

Mis ojos se abrieron de golpe. Oh no...

 Oh no

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bloody strawberries (Milk Man y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora