27: La anatomía de mi doppelganger

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¡Advertencia ⚠️!

En este capitulo habrá contenido +18, mención de partes íntimas, orales, etc! Si no te agrada este contenido eres libre de saltar el capítulo si lo deseas, si te quedas, disfrútalo 💕

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Sus enormes manos yacen sobre mis caderas, sujetandome sobre la cama. Hago un moviento delicado y me pongo de rodillas sobre sus piernas ya que sólo así puedo alcanzarle a la altura de su rostro.

—Tus ojos...

Cuando pongo una mano sobre su mejilla, su piel es suave al tacto, tiene pequeños y delicados pelos, como el pejale de un gato. Solo que tiene orejas de duende y el cabello largo. Siento una vibración provenir del costado derecho de su pecho, parecía ser que su corazón latía o, ronroneaba.

—Eres tú—me dice, sujetando mi otra mano y colocándola sobre su otra mejilla—. Tú haces que mi corazón vibre.

No puedo explicar qué fue lo que sentí en ese momento, pero me di cuenta de lo que sucedía en mi interior. Acerqué su rostro al mío y con emoción, lo besé. Fue un beso lento, cargado de deseo por probar esos labios color lila. Puedo sentir sus manos sosteniendome el trasero, tratando de levantarme para que pudiera besarlo mejor. Una vez que estoy sobre sus brazos enrollo mis piernas en su torso y mis labios por sobre su cuello, sus manos exploran mi espalda y apretujan mi culo. Dándome una sensación deliciosa, provocando que mi espalda se contraiga hacia atrás.

Sus manos lentamente bajan hasta dejarme recostada en la cama , con él sobre mi. Puedo sentir una vibracion proveniente de su intimidad.

Cuando me suelta, tengo cierto miedo de mirarlo, pero lo hago. Mis ojos se abren de la sorpresa y estoy segura de mis mejillas están sonrojadas.

—Es... Enorme.

Definitivamente no es un pene humano. Esa cosa es de todo menos humana. En realidad, tiene el color más violeta que jamás había visto. Y me era sorprendente lo largo que era, ¿Cómo entraría eso?

El pene de Francis era largo y grueso, de un color lila que hacia resaltar unas venas moradas. La glande tiene un parecido a un triángulo, con una punta redonda por la que chorreaba un líquido blanquecino. Alrededor y a lo largo tiene unas especies de espinas lilas, aquellas vibran, no sé si tener miedo o, simplemente, rogarle que lo meta.

—F-francis...

—Tranquila...—me dice pero, honestamente, ¿Cómo estarlo?

Lentamente, coloca la punta en el centro de mi coño, aquellas espinas a las que tanto temia se mueven vibrantes, dándome la misma sensación que me daria un vibrador. Comienzo a estremecerme en las sábanas, abriendo casa vez un poco más los muslos, dandole el espacio para entrar. De pronto, aquella figura majestuosa está casi por completo dentro de mi. Aquellas púas no eran para nada duras, sino blandas y, al igual que un pene humano, se endurecían levemente al contacto con mi clítoris. La sensación de ahogarme se había desvanecido por un placer puro y reluciente.

bloody strawberries (Milk Man y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora