022: ¿Es el fin?

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La misión de hacer entender a los doppelgangers que las humanas no los aceptarían resultó ser mucho más difícil de lo que había anticipado.

Francis, o mejor dicho, Harrek, intentaba ayudarme a explicarles los contras, pero algunos, como el obstinado Sylak, se negaban a creerme. Incluso siendo humana y consciente de lo surrealista que es sentir esta atracción por Francis, no podía evitar mis sentimientos. No quería admitirlo.

¡Debo estar loca!

¿Un cambiaformas y una humana?

Lo admito, el sexo es increíble, y la atención que me da, como si fuera la única en el mundo, es algo que nunca esperaría de un hombre humano. Estas criaturas que siguen solteras desean tener lo mismo con más humanas. Quieren replicar la relación que yo tengo con Francis.

Este último estaba reunido en el salón del edificio, donde había docenas de doppelgangers. Yo me encontraba en la pequeña sala de reuniones, bajo la atenta vigilancia de Aemir, que me doblaba en altura. Sus ojos se fijaban en mí de vez en cuando, con un deseo que no era sexual, sino más bien como si me viera como un regalo preciado. Desde el momento en que entré aquí, tanto Aemir como Xeneek me han mirado de la misma manera: con anhelo.

—¿Cómo va todo? —pregunta Aemir en cuanto ve a Xeneek entrar por la puerta. —¿Qué han dicho los demás?

—Escuchan al Jefe, lo cual es bueno... Nadie piensa como Sylak. Todos quieren una humana, y creo que eso es malo... —me mira—. Señorita, tal vez usted podría ayudar...

—¿Y-yo?

Xeneek se acerca a mí, casi suplicante. Sus ojos enormes, verdes con un destello amarillo en el centro, me miran con intensidad. Sus labios, gruesos y de un color azul petróleo, me inspiran ternura.

—Usted puede ayudarnos. Si usted se enamoró de nuestro jefe, tal vez otras humanas podrían enamorarse de nosotros...

Su piel es tan hermosa que me pierdo en ella. Su nariz pequeña y respingada olfatea con fuerza y sus labios se curvan en una pequeña sonrisa, haciéndome sonrojar.

—Sus pieles son preciosas... —digo, volviendo la mirada hacia Aemir, quien, a diferencia de Xeneek, tiene la piel más clara, de un celeste suave, y orejas puntiagudas. Sus ojos naranjas con destellos amarillos en el centro lo hacen destacar. En su forma natural, ellos son verdaderamente hermosos. ¿Cómo será mi doppelganger?

—Nos halaga, señorita, —dice Aemir, inclinando ligeramente la cabeza en señal de respeto.

Antes de poder seguir hablando, Los tres escuchamos un ruido proveniente del fondo de la habitación. Me doy la vuelta, Aemir se coloca rápidamente delante de mí, protegiéndome con su cuerpo imponente.

—¿Qué fue eso? —pregunto, mi voz apenas un susurro.

—Quédate detrás de mí —dice con firmeza, mientras Xeneek se pone a mi lado, mirándome con preocupación.—Proteger a la pareja del Jefe es lo primordial —le dice Aemir a Xeneek, sin apartar la vista del fondo de la habitación.

Xeneek asiente, sus ojos nunca dejando de escanear el área.

—Entendido.

Aemir comienza a avanzar hacia el origen del ruido, un armario en el fondo de la habitación. Saca su cuchilla y apunta con su arma, moviéndose con cautela.

—¿Qué está haciendo? —le pregunto a Xeneek, tratando de mantener la calma.

—Está asegurándose de que no haya ninguna amenaza —responde Xeneek—. No te preocupes, estamos aquí para protegerte.

bloody strawberries (Milk Man y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora