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Subiendo por el subterráneo de Ciudad Z, sin que los detalles a los alrededores sean realmente importantes, el héroe de cabellera oscura lideraba aquel trayecto. Iluminando con la linterna en su diestra y tanteando el suelo bajo él, para así no repetir aquella tontería de hace unos diez minutos. Su firmeza innata era clara en su cabeza, pero las voces detrás de él se volvieron un infierno cada vez más ruidoso con el pasar de los segundos. 

El suelo se derrumbaba, al igual que su paciencia.

–Maldición, es tu culpa– la voz de Garou se hizo escuchar –como eres un blando, ahora este idiota ya no cree que soy una amenaza. ¡Y lo soy! 

–¡No soy un blando!– respondió el otro –.Eres muy indecoroso y no pareces un kaijin físicamente. Por supuesto que nadie aparte de ti te tomaría en serio.

–Estás jodidamente muerto...– Niccolo frunció el ceño ante su amenaza y con un movimiento sutil de sus dedos hizo que todos sus murciélagos se colmen alrededor de Garou.

–¡Ugh!

Luego de unos segundos, y ante sus exclamaciones de asco seguidas de fuerte agitación de sus extremidades, el vampiro agregó.

–No te atacarán... no les gustan los kaijins.

–¿Pueden dejar eso?

Resopló Badd cansado antes de que Garou respondiera con algo peor. El espectro dispersó rápidamente a sus cientos de mascotas antes de que salgan heridas.

–Lamento eso– le dijo. Tomó a un murceguillo con sus dos manos, acarició su cabeza y lo dejó irse después de unos segundos –son realmente inteligentes, no harían daño a los humanos...

–De acuerdo, no molestes a Garou tampoco– le sermoneó –también es un humano, aunque no lo parezca... Y no lo voy a defender de nuevo como lo hice con tu hermano– añadió enfadado.

–Mi hermano...– repitió algo nostálgico –¿me puedes contar más de él?

–Se hizo polvo bajo el sol– aseguró Garou metiéndose físicamente entre los dos, diciendo aquello sin pizca de misericordia. Esto después de que Badd le contara de quien se trataba Niccolo. O al menos una pequeña parte de la historia hasta que empezaron a molestarlo y prefirió ignorarlos –de forma agonizante.

–Qué amable eres– dijo el pelinegro virando los ojos y Garou sonrió complacido –bueno, no lo sé. Era igual de exasperante que tú, tal vez no tanto, ah y se parecía mucho a este idiota– señaló al oji-ámbar.

Si... eso fue lo primero que noté– asintió. La apariencia del ex-cazador le resultaba incómoda a Niccolo por esa misma razón.

El silencio de este fue medianamente largo y Metal Bat se sintió un poco culpable.

–Si te sirve de consuelo, lamento haberlo matado tan pronto.

–¿Eh? No, en realidad te lo agradezco– sonrió despertando de sus pensamientos y el héroe prefirió no inmiscuirse más en esos oscuros asuntos familiares.

–Lo acompañarás muy pronto, descuida– soltó el otro peliblanco al aire.

Pero antes de que sucediera algo más, el vampiro habló con escalofríos y escondiéndose detrás del Clase S.

–A-Alguien nos está siguiendo...

–¿Estás seguro?– inquirió Badd poniéndose en alerta a lo que el espectro asintió con completa seguridad, sus murciélagos se lo estaban diciendo y comenzaron a volar cerca de él. No estaba bromeando, por lo que el héroe prestó especial atención a su alrededor. Sin embargo, y pasado unos minutos no sintió nada fuera de lo normal, tan solo silencio y polvo cayendo. Miró a Garou buscando saber si él notaba algo, pero este también negó encogiéndose de hombros.

✧Inefable✧((Batarou))Donde viven las historias. Descúbrelo ahora