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—No la entiendo, señora Jeon...

—Cariño, te pedí que me dijeras por mi nombre. Cuando me dices de esa forma siento que estoy hablando con mi suegra y mi día se pone de malas.

Jimin reprimió una sonrisa.

—Soyeon— se corrigió— No entiendo lo que me pide. Bueno, si la entiendo pero no sé como hacerlo. Sus hijos son... bastante independientes los unos de los otros y no creo que-

—Exactamente por eso te pido que los hagas pasar más tiempo juntos. Puede que sea un poco difícil o quizá imposible, pero me gustaría que hicieras el intento.

Jimin cruzó ambos brazos y se apoyó contra la encimera. Entendía a su jefa, era madre de los niños y por supuesto que querría que sus hijos fueran más unidos, pero en las semanas que llevaba siendo niñero de la familia, se había dado cuenta que la fachada que los niños mostraban ante sus padres era muy inocente y obediente mientras que sus personalidades cotidianas no eran ni un poco parecidas.

Apenas podía ordenarles cosas simples y dudaba mucho de si podría pedirles que se quedaran en la sala más de quince minutos.

—Lo haré. Si eso es lo que quiere entonces con gusto lo intentaré, pero no sé que hacer para llamarles la atención lo suficiente. Sus hijos se distraen con mucha facilidad y los mayores no encuentran atrayentes las actividades de los más pequeños.

Soyeon imitó la acción de pelirrosa y se apoyó contra la encimera, pensativa. Era de noche ese martes, ambos estaban en pijama y parecían padres que estaban conversando a escondidas de sus hijos.

—¿Qué tal si preparan una comida juntos? En eso todos pueden ayudar.

—¿Qué clase de comida necesita la ayuda de tantas personas?— preguntó Jimin con interés genuino. El no conocía ninguna.

—El kimchi. Ellos no lo comen mucho porque es muy trabajoso de hacer, pero si les gusta. Si les dices que te ayuden a hacer kimchi de seguro lo hacen.

—¿Y para cuando le gustaría que hiciera el kimc-

—Mañana a las doce llegarán los ingredientes. Me encargaré de pedirlos a una distribuidora y te haré saber la hora exacta para que alguno de los niños te ayude. Puedes cocinar en la sala, cualquier cosa, si resultan ensuciar mucho, yo te ayudo por la noche.

Bueno.

Jimin pensó que hacer kimchi sería algo fácil, en especial cuando hizo tan seguidamente durante su vida, pero lo malo era que Soyeon nunca le había dicho la cantidad de kimchi que debían hacer. Siempre hizo un solo repollo, nunca tuvo la necesidad ni el dinero para hacer mas, y ahora no sabía que hacer con los diez que tenía frente a él.

Había un montón de ingredientes esparcidos en la entrada. Los diez enormes repollos frescos, muchísimos rábanos, cebollas verdes, ajos, jengibre y una bolsa llena de especias y sazonadores.

Se sobó los ojos al ver todas las cosas, sintiendo el cansancio que tendría. Ese día definitivamente iba a ser agotador, empezando porque no sabía cómo demonios arreglárselas para ordenar todo y mover las cosas. Sin embargo, un ángel apareció a su rescate. Uno que esperaba que tuviera buena voluntad.

—¡Jungkook, espera!— lo llamó antes de que el pelinegro desapareciera por el pasillo del segundo piso. Había sido una suerte lograr verlo de reojo.

El pelinegro se asomó y bajó las escaleras.

—¿Que suced-...?— Jungkook se detuvo cuando vió el desastre que había junto al pelirrosa.— ¿Qué es todo esto? Espera-... no me digas que harás kimchi...

Spine Breaker ☾ JJK+PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora