Mientras terminaba de cerrar la maleta, Jimin sintió una mezcla de entusiasmo y nerviosismo revolviéndose en su pecho. Por primera vez en su vida, estaba a punto de viajar a Japón, un país con el que había soñado desde pequeño. Esta era la oportunidad de darle vida a todos esos sueños que había cultivado en secreto desde niño, cuando Japón era ese lugar mágico y lejano que solo existía en sus libros y en las series de televisión.
Pero, extrañamente, mientras doblaba una última camisa, sintió una resistencia dentro de él, una especie de reticencia silenciosa que lo mantenía enraizado a su habitación.
No quería irse y dejar a su madre sola.
—¿Y tú? ¿Para dónde crees que vas?
Jimin se giró lentamente, encontrándose con su madre apoyada en el marco de la puerta, su mirada algo perdida, aunque ligeramente afilada. Su ropa estaba holgada y muy usada, sus ojos estaban más ojerosos que antes y sus labios partidos, casi isquémicos, le hundieron el estómago. La forma en la que arrastraba la voz, más grave y quebrada de lo habitual, lo estremeció.
—Es solo por trabajo, mamá. No me voy para siempre —dijo, forzando una sonrisa que trataba de tranquilizarla tanto a ella como a sí mismo—. Me pidieron que cuidara a los niños unos días en una salida. Va a ser un viaje corto.
Ella entrecerró los ojos, como si intentara ver más allá de sus palabras, y soltó una carcajada ronca, entre burlona y amarga.
—¿Trabajo? ¿Desde cuándo tú... —hizo una pausa, tambaleándose ligeramente— tienes "trabajo"? No me vas a engañar... Sé bien lo que estás planeando. Vas a largarte con esos viejos, a vend... a venderte otra vez, como siempre haces.
La acusación lo atravesó como una puñalada, pero él mantuvo el rostro inexpresivo, aunque por dentro sintió el dolor subirle por la garganta, como una ola de rabia que tuvo que morderse los labios para no dejar salir.
Eso era muy cínico de su parte.
Podría recordarle que fue ella quien lo había llevado a todo eso, que fue ella quien había empezado esta historia, pero sabía que decirlo en ese momento no serviría de nada, y más aún cuando ella ni siquiera parecía estar en sus cabales.
Ella nunca recordaba nada de todas formas.
—No sabes de qué hablas, mamá —dijo en voz baja, manteniendo el autocontrol—. Solo voy a trabajar. Quieres dinero, ¿no? Bueno, voy a traer algo a la casa.
Ella se acercó con una lentitud casi amenazante, sus movimientos pesados y torpes, mientras sus ojos oscilaban entre la incredulidad y el desprecio.
—No me dejarás aquí sola, ¿me oyes? —dijo, su tono se volvió más grave mientras avanzaba, alzando la voz y luego bajándola hasta convertirse en un susurro envenenado—. Porque si te largas... ya no hace falta que regreses.
Jimin tuvo que cerrar los ojos un segundo para calmarse, respirando profundo. Si bien no era la primera vez que decía algo como eso, de todas formas era doloroso. Sentía las lágrimas picarle detrás de los párpados, pero las contuvo.
—Voy a dejarte dinero, mamá, y también cosas para que tengas toda la semana —le dijo, endureciendo el tono de voz, como si con eso pudiera reafirmar que nada ni nadie iba a cambiar sus planes—. Pero escucha bien, ese dinero es solo para cosas de emergencia, ¿entendido? Ni una gota de alcohol ni una pastilla de más.
—¡No me hables así! —le contestó ella de inmediato, dando un paso hacia él con los puños ligeramente apretados. Los pies de Jimin retrocedieron inconscientemente—. No me darás ordenes tu también, ¿te quedó claro?
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Spine Breaker ☾ JJK+PJM
FanfictionAlgunos nacen con el mundo a sus pies, otros deben arrastrarse para sobrevivir. Jungkook es un rompe espaldas, alguien que vive del esfuerzo ajeno sin remordimientos. Mientras que Jimin ha tenido que abrirse paso en la vida a cualquier costo. ☾ JM...