Spine Breaker ☾ JJK+PJM

22

Lo único que Jimin debía hacer a esas horas era limpiar, así que se movió rápidamente por la planta superior de la casa, intentando terminar todo lo antes posible.

Mientras terminaba la habitación de Junghyun pudo escuchar perfectamente en qué momento Jungkook se levantó y se fue al baño, probablemente a bañarse, así que aprovechó ese momento y fue a su cuarto para hacer el aseo semanal. Era la oportunidad perfecta para limpiar sin interrupciones, o eso pensaba.

Con agilidad, Jimin pasó el paño por los muebles, aspiró el suelo y arregló las cosas que estaban desordenadas. Cuando finalmente terminó, suspiró aliviado. Estaba a punto de irse cuando escuchó el sonido del agua del baño apagarse. Antes de que pudiera reaccionar, la puerta se abrió y Jungkook salió, solo con una toalla negra enredada en su cintura.

Los tatuajes en su torso y en su hombro se veían jodidamente bien con gotas de agua deslizándose sobre ellos.

—¿Andas con prisa? —preguntó Jungkook con una sonrisa ladeada, secándose el cabello mojado con una toalla mientras caminaba hacia él.

Jimin se quedó congelado, sin saber dónde mirar. Sus ojos intentaron enfocarse en cualquier otro lugar, pero la vista era inescapable. Los pectorales de Jungkook, sus brazos, los músculos perfectamente definidos de su abdomen, la V que se formaba en su cadera, y las gotas de agua que caían de su cabello largo y mojado, resbalando por su pecho. Era... demasiado.

Jimin era fuerte, pero no tanto.

—Acabé aquí —respondió Jimin, con la voz más aguda de lo que pretendía—. Tengo que ir a la habitación de Junghyun para terminar de limpiar.

Giró rápidamente, intentando evitar cualquier mirada que lo delatara. Sentía su rostro arder y sus pensamientos entrelazarse en su mente, luchando por mantener la compostura.

—Te escuché asear su habitación. No mientas de forma tan mediocre, Min. —contestó Jungkook, su voz suavemente ronca. Jimin se mordió el labio y cerró los ojos— ¿En qué momento te volviste tan tímido conmigo? ¿Ni siquiera me verás? Tenemos el mismo cuerpo.

Jimin lo sintió detrás de él, y sin pensarlo demasiado, dejó escapar las palabras que de inmediato supo que lo meterían en problemas.

—No sería tan tímido como dices si no nos hubiéramos metido la lengua en la boca —murmuró.

Un silencio denso llenó el espacio entre ellos. Los ojos de Jungkook se oscurecieron de inmediato, y Jimin, con solo una mirada de reojo, supo que la había cagado. Jungkook avanzó hacia él con dos largas zancadas, y antes de que Jimin pudiera retroceder o decir algo más, sintió las manos grandes de Jungkook agarrar sus caderas firmemente, dándole la vuelta.

—¿Qué haces? —preguntó Jimin, su voz apenas un susurro mientras sentía el calor de Jungkook cerca, muy cerca.

—Enséñame de nuevo cómo era eso de meterse la lengua en la boca—Jungkook susurró contra su oído, su tono ronco.

Jimin se tambaleó, pero Jungkook lo guió con pasos de pato hacia la cama, manteniéndolo a su merced. No fue brusco. Al contrario, cada movimiento estaba lleno de una suavidad abrumadora, y cuando lo acostó en la cama, Jimin sintió que su mundo daba vueltas. El cuerpo de Jungkook se cernió sobre él, con cuidado, como si estuviera manejando algo frágil.

Lo estaba tratando como si fuera de cristal cuando todos los demás siempre lo usaron como si fuera de cartón.

—Espera... Jungkook... —intentó decir Jimin, pero sus palabras fueron silenciadas por los labios de Jungkook que lo capturaron en un beso lento, mucho más lento de lo que esperaba.