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Jungkook revisó su celular una última vez antes de salir del auto.

Miró la hora en su reloj, arregló la corbata que se ceñía en el cuello de su camisa y luego de un par de inhalaciones motivadoras se adentró al B13. No era un plan programado ni nada por el estilo, de hecho, hace mucho tiempo que no frecuentaba ese bar, pero como Mingyu le había pedido que celebraran el fin de su castigo, no pudo decirle que no.

No era tan mal panorama de fin de semana si lo pensaba bien. El bar tenía la selección de whisky mas grande de Seúl y eso era suficiente para él. Además, siempre podía conocer gente nueva con la cual pasar el rato.

—¡Jungkook, hombre! Que felicidad verte así de bien— Mingyu saludó a Jungkook apenas lo vió entrar al local.

—¿Así cómo? ¿Bien vestido?— bromeó Jungkook, palmeándole el hombro mientras se sentaba.

Mingyu rió, y el sonido se perdió entre la música y las conversaciones animadas que llenaban el lugar. Jungkook observó el espacio que con el tiempo dejó de frecuentar, sus ojos acostumbrándose a las luces tenues y al brillo de las botellas detrás de la barra.

—Si, bien vestido, pero también relajado. Se nota que ya no estás castigado— respondió alzando la voz para que pudiese oírse por sobre la música. Tomó el vaso de su whisky y le dió un trago.

—Supongo que el encierro me hizo estar... tenso. ¿Qué me recomiendas?— respondió escuetamente a su amigo antes de preguntarle al barman, cuyo nombre no recordaba.

—Pues tengo algo especial para usted— respondió con una sonrisa cómplice, pero con palabras respetuosas— ¿Le gustaría empezar con un Macallan de 25 años?

—Me parece perfecto— aceptó sin si quiera pensarlo, mirando como el barman vertía el liquido ámbar en un vaso de cristal fino.

Cuando se lo entregó, Jungkook tomó el cristal entre sus dedos, dió vuelta el liquido en el vaso y lentamente lo llevó hacia sus labios, tomando trago por trago como si fuera el elixir más delicioso del planeta mientras hacía caso omiso a la quemazón de su garganta producto del alcohol. Tenía un sabor profundo y amargo, pero muy rico.

Jungkook suspiró complacido cuando acabó el contenido de su vaso. El barman no esperó señal para llenárselo de nuevo.

—¿Y cómo va todo con Yerim? No me contaste nada de como les fue ese día que salieron.

—No funcionó— respondió con sinceridad, dándose un poco de tiempo antes de comenzar la otra ronda— No hubo mucha química entre nosotros y fue incómodo.

—Vamos, Jeon. Tiene que haber más que eso. Ese día ambos se llevaron bastante bien y me dijiste que te había gustado.

Jungkook frunció el ceño ligeramente.

—Simplemente no era lo que esperaba, ¿de acuerdo?— respondió con una leve irritación en su voz.

Mingyu soltó un suspiro, como si hubieran cortado su racha de preguntas, pero por supuesto otras más aparecieron.

—¿Sucedió algo para que eso pasara? ¿Sobria era mala en la cama o hizo algo que no te gustó?

Jungkook tomó un trago largo del whisky, el liquido caliente calmando su creciente frustración.

—Era una interesada, Mingyu.— respondió cuando el escozor de su garganta cesó— Y créeme que la hubiese preferido sobria a tenerla borracha en mi propia casa.

—Mierda, ¿la llevaste a tu casa? ¿Y tomó ahí? ¿Estaban tus padres?

—No, no estaban ahí. Por eso la había llevado en primer lugar, pero estaba Jimin ahí y fue jodidamente incómodo. Ella quiso hacerlo en la cocina.

Spine Breaker ☾ JJK+PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora