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Fue el sonido de una televisión siendo encendida lo primero que escuchó esa mañana.

Jimin despertó con un sobresalto, su cuerpo bañado en sudor frío. Sus ojos estaban vidriosos, como si un par de segundos más dentro del sueño, o pesadilla en el cual estuviera, fueran suficientes para quebrantarlo. Se sentó en la cama, respirando entrecortadamente mientras intentaba calmar su corazón acelerado.

Se levantó con esfuerzo, tambaleándose un poco mientras caminaba hacia la cocina. Necesitaba algo para comer, algo que le asegurara que ya no estaba soñando.

Abrió el refrigerador, buscando comida y también algo de refresco, pero el frío que emanaba la nevera no era suficiente para disipar el calor que se aferraba a su cuerpo. Tomó un trozo de pan que quedaba de la noche pasada y lo mordisqueó sin ganas, esperando que el hambre se esfumara con un par de bocados.

Solo para cerciorarse de que el ruido ensordecedor que lo despertó se trataba de su madre, se asomó a la sala de estar, tan pequeña como siempre, y cuando la vio en el sillón, inclinada hacia su nueva pareja, pudo relajarse un poco. No obstante, para su mala suerte, no era invisible y eso quería decir que su madre si podía verlo.

—¿No vas a saludar acaso? ¡Pensé que te había criado mucho mejor, Jimin!— espetó entre gritos, con palabras mal pronunciadas. Jimin pudo notar como los ojos de su madre nunca se despegan del televisor y eso significaba dos cosas. 

Su madre ya había fumado o estaba enojada con él. Bien podrían ser las dos.

—Si, lo siento.— respondió Jimin, caminando hacia ella para darle un beso en la mejilla— Me vestiré y saldré, tengo una reunión con unos compañeros.

—Si, si.

—Volveré casi al anochecer... Si sucede algo me aseguraré de avisarte.

—¡Haz lo que quieras! Pero si llegas después de media noche dormirás afuera.

Jimin asintió, sintiendo como su pecho se hacía cada vez más pequeño. Retrocedió sobre sus pies para volver a su cuarto y así poder irse pronto, pero la voz del hombre nuevo de su madre, cuyo nombre no recuerda, lo detuvo.

—¿No deberías usar menos ropa para dormir? ¿Por qué usas pantalones largos y camisa con mangas?— preguntó con su voz arrastrada y asquerosamente lenta.

Jimin frunció los labios con fuerza.

—Así me gustan. Que tengan una linda mañana— se esforzó por decir antes de devolverse a su cuarto.

Jimin cerró la puerta tras de sí con un suspiro pesado, dejándose caer a la cama y tratando de relajar sus músculos tensos, o al menos haciendo el intento. Su mente seguía revoloteando entre los vestigios de la pesadilla y la amarga realidad que tenía una vez que salía de su cuarto. Se pasó una mano temblorosa por la cara y el cabello, haciéndose ánimos de continuar.

Se levantó lentamente y se dirigió al armario pequeño que tenía. Eligió ropa cómoda y holgada, sabiendo que sentiría más seguro con ella, al menos hasta que pudiera salir de la casa. Preparó su mochila con la ropa que usaba normalmente en el gimnasio y un suéter lo suficientemente grueso para cubrirlo del frío de la noche, una botella con agua y su billetera.

El resto de las cosas que necesitaba estaban en su otra habitación.

Con todo listo, Jimi echó un vistazo a su habitación. Su cama estaba hecha, la ventana estaba entreabierta para ventilarla y en el espejo podía verse medianamente decente. Su reflejo al menos no transmitía el cansancio que llevaba por dentro y eso bastaba.

Salió de su cuarto y se dirigió a la puerta de la entrada. Su madre seguía en el sofá, con la mirada fija en la televisión. Jimin respiró hondo antes de hablar.

Spine Breaker ☾ JJK+PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora