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Jimin estaba sentado en el sofá de la sala, con Nari acurrucada en sus piernas, profundamente dormida mientras una película de Marvel se reproducía en la televisión. Los gemelos estaban a su lado, haciendo preguntas sin parar sobre cada escena, como siempre que veían películas. Jimin les respondía con paciencia, explicándoles cada detalle y calmándolos cuando se emocionaban demasiado.

Desde el otro lado de la sala, Jungkook los observaba. Tenía un libro en la mano, aunque apenas podía concentrarse en las páginas. Cada tanto levantaba la vista y veía a Jimin acomodando a Nari, asegurándose de que estuviera cómoda. Luego, lo veía hablarle a los gemelos, sus labios rechonchos abriéndose y cerrándose para responder las interminables preguntas. Jungkook sentía una leve agitación en el estómago cada vez que los miraba moverse, un revoltijo que ya le resultaba familiar, pero que solo había empezado desde que comenzaron a besarse.

Habían pasado dos días desde la primera vez que se besaron y apenas un día desde el último. Sin embargo, la necesidad de besar a Jimin de nuevo lo asaltaba constantemente, volviéndose más fuerte con cada minuto que pasaba. Intentó no complacer sus deseos impulsivos, pero el pelirrosa se lo ponía muy difícil.

Sin poder soportarlo más, Jungkook dejó el libro a un lado y se levantó, caminando hacia el sofá donde Jimin estaba sentado. Se inclinó ligeramente hacia él, cuidando de no despertar a Nari, y le susurró al oído.

—Deberías llevarla a su cama —dijo en voz baja—. Debes tener las piernas dormidas ya.

Jimin lo miró por un momento antes de asentir, probablemente porque ya sentía el hormigueo en sus piernas. Con cuidado, se levantó del sofá, sosteniendo a Nari en sus brazos mientras Jungkook le ayudaba a abrir la puerta del cuarto de su hermana.

Ambos entraron al cuarto, y Jimin la acomodó con cuidado en su cama, rodeándola con sus mantitas de peluche. La habitación estaba en silencio, y por un momento solo se escuchaba la suave respiración de Nari mientras dormía.

Antes de que Jimin pudiera moverse para salir del cuarto, Jungkook lo detuvo, atrayendo su mentón con suavidad. Sin dudarlo, inclinó la cabeza y lo besó, deslizando sus labios entre los de Jimin, atrapándolos con delicadeza entre sus dientes. Los labios de Jimin eran tan suaves como los recordaba, y Jungkook no pudo evitar chupar ligeramente su labio inferior antes de sonreír entre los besos, especialmente cuando sintió la mano de Jimin envolverse alrededor de su camisa.

Cuando se separaron, solo unos centímetros, Jungkook no pudo evitar susurrar contra sus labios.

—¿Ya desaparecieron los rasguños?

Jimin lo miró, sus ojos brillando apenas un poco por la luz que entraba por el umbral de la puerta.

—Sí...

Jungkook sonrió y le dió un último beso en los labios.

—Me alegra —susurró, antes de abrir la puerta para dejarlos salir.

Se limpió los labios con cuidado de no hacerlo demasiado obvio, y volvió a su libro, un poco menos desconcentrado que antes.

(...)

Jimin estaba en la cocina, como cada noche, disfrutando de la quietud y el espacio para concentrarse en su trabajo. La pantalla de su laptop proyectaba una luz tenue sobre su rostro, mientras sus dedos se movían con agilidad por el teclado.

Había dejado sus videos en espera para poder subirlos día por medio, en reemplazo de no haber hecho un directo el fin de semana. No quería dejar a sus suscriptores con la polla en las manos, si quería seguir vendiendo contenido debía darles prioridad a todas aquellos nombres ficticios y sin rostro que veía en las pantallas.

Spine Breaker ☾ JJK+PJMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora