Capitulo 1. (7 años antes)

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CAPÍTULO 1.
《7 años atrás》
Era tarde. La noche debería estar en silencio, pero un sonido extraño había despertado a la pequeña Clary, de 9 años, y ahora yacía completamente inmóvil , escuchando la cadencia irregular de su propia respiración preguntándose al mismo tiempo porqué se sentía tan angustiada. ¿Qué había sido exactamente lo que escuchó? ¿Una puerta que se cerraba? ¿El crujido de unos tablones de madera?

La casa se había sumido nuevamente en su acostumbrado silencio, pero Iglesia, el pequeño gato de su mejor amiga Isabelle, a quien había prometido cuidar el fin de semana, se encontraba a los pies de la cama y, a la luz de la luna que se filtraba por la ventana, Clary podía ver que tenía el lomo erizado y los ojos ambarinos abiertos de par en par y clavados en la puerta.

El ruido se volvió a escuchar, esta vez con más fuerza que antes, y entonces ella supo que no procedía del exterior de la casa, si no más bien de dentro. Reconoció dos sonidos diferentes; un golpe y un roce, como si alguien estuviera arrastrando algo pesado por el suelo.
Golpe, roce. Golpe, roce. Golpe, roce.
Con el corazón desbocado, Clary plantó los pies desnudos sobre el suelo, y se volvió para escudriñar el rostro de su hermano Jonathan asegurándose de que seguía dormido.
Recordaba haber estado jugando con él apenas unas horas antes, en su habitación, fingiendo estar dentro de una misión nocturna en las callejuelas más peligrosas de la ciudad (Sin saber muy bien exactamente en qué ciudad, ya que ellos apenas y conocían los alrededores del mundo de los mundanos) y batiéndose en un duelo con globos de agua. Jonathan y Clary habían terminado por empapar todas las sabanas de la cama de Clary. Y esta última se vio obligada a dormir en la recamara de su hermano.

Clary tomó un respiro hondo, y con una lentitud que su hermano habría descrito como insoportable, comenzó a encaminarse hasta el marco de la puerta.

Iglesia, hasta aquel momento había permanecido inerte en su lugar pero, de pronto, saltó de la cama y se escondió debajo, como si intuyera un peligro inminente.
Pese a lo tentada que estaba de refugiarse bajo la cama, como el gato, Clary tomó la piedra-runa de luz mágica que su hermano siempre escondía bajo una esquina de la mesilla, y se dirigió al pasillo.
Fue entonces, y solo entonces, que Clary logró escuchar todo lo que en el salón principal sucedía, y con una terrible claridad

—Stephen—susurraba una voz, tremendamente familiar a los oídos de Clary—te he pedido que te retires de mi casa. Los niños están dormidos, y tú, ebrio. No creo que sea el mejor momento para....

—¡ES EL MOMENTO PERFECTO, VALENTINE! —respondió alguien, con voz desvaída y ronca, que parecía escupir las palabras como si fueran ácido—Ó debería decir, ‹INQUISIDOR MORGENSTERN› ¿No es así? Porqué—una carcajada seca—si no me equivoco, y sé que no lo hago, querido amigo, eso es lo que ahora eres. —Un silencio sombrío se extendió entonces, y Clary sintió cada uno de sus músculos tensarse durante esa pequeña fracción de tiempo—Me das asco—replicó al fin—No eres más que un vendido.

Clary sabía que ese hombre no era nadie más que el respetable señor Stephen Herondale, y también, que quien estaba ahí con él, era su padre. Pero de cualquier forma, no pudo evitar sentirse nerviosa. Sobre todo bajo el hecho de que ellos no estaban teniendo precisamente una amigable charla nocturna.
Debían de ser por ahí de las 3 de la madrugada, y todo quien viviese en Alacante debería si no estar dormido, por lo menos dentro de su casa. 

—Stephen, —murmuró Valentine con aparente calma—quise decírtelo antes. Pero no...

Un sonido horrido y alarmante hizo mella alrededor de la habitación y Clary no pudo evitar encogerse de miedo.

Eran vidrios; haciéndose añicos.

—¿PERO NO, QUÉ? —Inquirió Stephen con brusquedad—¿No pudiste? ¿NO TE PARECIÓ PRUDENTE?—Nuevamente se escucharon vidrios. Clary apenas y podía respirar—NO INTENTES FINGIRTE SER EL SANTO PATRÓN DE LA ETICA CONMIGO, MORGENSTERN. No después de esto. Ambos sabemos que has hecho cosas horribles con tal de quedarte con mi puesto en el concejo. Porque lo añorabas. Como también añorabas casarte con Jocelyn. Por eso hiciste todo lo que hiciste. —Un ruido sordo y seco le taladró los oídos a Clary. Esta casi pudo imaginarse al señor Herondale dando una patada a la mesita de centro. —POR ESO ME LO ARREBATASTE TODO. POR ESO AMATIS AHORA ME ODIA.

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