Capítulo 5- Cambios.

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Gracias por leer x
Me hacen moe felish GSUWBZINWISWN *-*

Capítulo 5- Cambios.

— Voy a asesinarlo.

Isabelle Lightwood estaba sentada detrás de Clary en la cama de su habitación, intentando arreglar el desastre que Liam Herondale había dejado en el cabello de ésta la noche anterior. Tenía agarrotados los dedos de tanto insistir con los rizos pajizos en la cabeza de su parabatai, y sentía la ira burbujeando a través de su pecho como si fuego abrasador le reptara por la garganta.

— No puedes asesinarlo, y lo sabes —repuso Clary con aparente tranquilidad — No a menos que quieras terminar encerrada el resto de tu vida. ¿Cómo harías para escaparte a fiestas con subterráneos en el mundo mundano los fines de semana?

A Isabelle no le estaba haciendo nada de gracia.

— Estoy hablando en serio, Clarissa. — con un suspiro de resignación, dejó de alborotarle el cabello y se incorporó de un salto, rodeando la cama para poder observar a Clary de frente. — Jamás voy a entender por qué no le quieres contar a tus padres lo que sucede. Por qué no quieres defenderte de ése gilipollas, siquiera.

La pelirroja la miró fijamente.
Isabelle reparó en que ésta tenía grandes y oscuras bolsas definidamente marcadas justo por debajo de sus enormes ojos, cómo si no hubiera cerrado los párpados en toda la noche y sintió que el corazón se le encogía dolorosamente dentro del pecho al saber que no podría ayudarla. Y no porque no pudiera hacerlo, sino porque al parecer Clary no quería que lo hiciera.

No quería su ayuda.

En realidad, en lo que iba de los últimos dos meses, ellas ni siquiera se veían.
Aquella era una de las pocas excepciones.

— Acaba de morir Amatis Herondale. Ayer recién la enterraron —susurró con voz ronca — Era casi como familia nuestra. Y, aunque posiblemente Herondale haya llevado las cosas demasiado lejos ayer, no puedo decir nada. No ahora que mamá está tan destrozada por el asesinato de su mejor amiga.

Isabelle apartó la mirada agresivamente.

Por supuesto que sabía acerca de lo de Amatis Herondale. Todo el mundo hablaba de ello. Su madre también la conocía. Isabelle solía ser la inseparable amiga de su hija.

Pero aquella había sido la peor de todas las excusas que hubiera escuchado decir a Clary antes.

— Puedes mentirte a ti misma cuánto quieras, Clary — replicó, consternada — . Sé perfectamente porque no quieres decírselo a nadie. Y tú lo sabes, también. Aunque nunca quieres admitirlo.

La expresión de Clary se quedó completamente inmóvil, cómo si estuviera haciendo un esfuerzo sobrehumano por controlar sus emociones.

— No sé de qué estás hablando. — replicó mordazmente. Isabelle encaró ambas cejas. Pocas veces veía a su amiga actuar con tanta brusquedad.

— ¿Qué demonios fue lo que hice mal? — Isabelle no lo pudo evitar. Llevaba cuestionandosé aquello durante meses, y ya no lo soportaba — ¿Te hice algo? ¿Porqué de repente ya no quieres hablar conmigo?

Ó verme siquiera.

Clary miró bruscamente hacia abajo, cómo si temiera que Isabelle pudiera ver la verdad a su secreto escrito en sus ojos.

— ¿De qué estás hablando? Eres tú quién no quiere acercarse a mí.

Isabelle supo lo que Clary estaba tratando de hacer; estaba intentando voltear las cosas para confundirla.
Resopló con violencia, dejando que todo el dolor que sentía por dentro le saliese abruptamente por los labios.

—¿Crees que soy estúpida? ¿Qué no me doy cuenta de que no confías en mí? ¿Qué no sé cuando mi mejor amiga ha dejado de ser la misma?

Clary no dijo nada.
Isabelle la miró un momento, incapaz de creer con qué rápidez habían cambiado las cosas entre ellas. Con que rápidez había terminado. Su unión parabatai lo había significado todo para ellas, y ahora simplemente parecía haber pasado toda una vida desde eso.

Un paso adelante, y habían caído por un acantilado.

No lo entendía.

Clary al fin alzó la mirada, pero se le quedó mirando como si fuera una desconocida.

Isabelle extendió una mano.
— Clarissa...

Pero ella ya se había alejado.

— Necesito aire. — farfulló con voz temblorosa, y se alejó de ella, casi tropezando con sus propios pies, en dirección a la puerta.

Isabelle no pudo evitar encogerse cuando Clary cerró tras sí dando un portazo.

Escondió el rostro en las manos.

Cuánto ha cambiado todo.

TMI Fanfic- DIFERENCES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora