Capítulo 12- No me dejes.

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Este capítulo es un flash back.

En él, aparecen Liam y Clary. Solamente.

*carita de perversión* (?

Jajaja naaa. Están peques x'D.

Cabe aclarar, que ninguno de los dos recuerda nada de esto en la actualidad. Aunque Liam como que está empezando a... nah.

El capítulo está muy cute *w*

¡Por qué ustedes lo pidieron! *redoble de tambores* ¡POR CLALEC Y POR TU VACA! :p

Capítulo 12 - No me dejes.

7 años atrás.

—Venga, William. Entra ya.

Clary se rió entredientes.

Su amigo no parecía ser capaz de trepar árboles tan bien como lo hacía su hermano. Sin embargo, después de intentarlo tres veces seguidas, y de ganarse un buen porrazo en la cabeza, al fin había logrado llegar a la copa. Y ahora sólo quedaba que dejara de ser un cobarde y saltara desde ahí hasta la enorme ventana en la habitación de Clary.

—Cuando llegue ahí, Clarissa—replicó el chiquillo insolente—, vas a tener que vendarme la cabeza. Creo que me la partí en dos.

Clary se tapó la boca para no reír tan fuerte. No quería que sus padres los descubrieran.

—Lo dudo mucho —contestó ella, sonríendole—. Tienes una cabecita muy dura.

William hizo pucheros.

Tomó aire, cómo preparándose para el salto. Retrocedió dos pasos, y cuando vio que Clary asentía una vez, se lanzó con todas sus fuerzas en ésa dirección.

Mala idea.

Clary sintió el peso del niñito como cuando su hermano la derribaba en sus entrenamientos. Sólo que ésta vez no estaba preparada para recibir el impacto, y se balanceó para atrás, arrastrando a William con ella.

Rieron. Tan alto, que se detuvieron un momento para escuchar si alguien no se habría levantado, y después siguieron riendo.

William rodó a un lado para librarla de su peso.

Tenían suerte de que la cama de Clary estuviera directamente pegada en el lado de la ventana. De otro modo, habrían terminado ambos con un horrible dolor en la espalda.

—Eso fue horrible, William.—dijo ella, intentando no reírse de nuevo —Por un momento me pareció que me asfixiaba.

Él frunció los labios.

—No soy tan pesado —rezongó con obstinación.

Clary encaró las cejas.

—Si. Lo eres. —le dedicó una sonrisita de burla —Estás obeso. Como un pandita. —se llevó un dedo a los labios, pensativa —Ó más bien, ¿un pandota?

William abrió la boca, indignado. Y se lanzó tras ella, que salió corriendo descalza de su cama.

—William, William. —canturreaba —¡ William tiene chocolates escondidos debajo de su enooooorme panza de pandota!

William ya la había cogido por la camisa de dormir, y tiró de ella hacia él.

—En realidad —le susurró al oído —, sí traje chocolates.

Los ojos de Clary brillaron en la oscuridad.

—¡Yo quiero! —exclamó, contenta —¡Yo quiero! ¡Sacalos de tu panza! ¡Vamos!

William hizo un mohín.

—Deja de decir que tengo panza. —refunfuñó, y se volvió para verla. Encaró los cejas dos veces. —Lo que pasa es que te da miedo admitir que tengo un abdomen sensual...

Clary hizo una mueca.

—¿Abdomen sensual? —inquirió, confundida —¿De dónde rayos sacaste eso?

William se encogió en hombros.

—Se lo escuché decir a una pareja de novios afuera del gard.

Clary se puso colorada, y después verde.

—Suena asqueroso.

William asintió, riéndose.

Se sentaron juntos en una esquina de la habitación. Clary, más que nerviosa, se comenzaba a sentir apenada. Aunque no supo decir porqué razón.

William se recostó en su hombro como siempre hacía y ella le acarició los cabellos.

—¿Porqué no te gusta dormir en tu casa, William?

No había querido decir eso. Pero las palabras estaban ahí, deslizándose entre ellos y la oscura noche.

William se puso rígido, pero no se alejó.
Clary suspiró de alivio.

—Mi papá no me deja dormir en la cama. —respondió en voz baja —Dice que tengo que aprender a valorar las cosas que tengo. Pero a mi me duele mucho la espalda por la mañana por el suelo.

Clary ahogó un chillido de indignación. Hablar con William de su padre era tema serio.

Un paso en falso y William querría irse.

—¿En serio? —le preguntó, fingiendo asombro —Eso es raro.

William asintió y escondió el rostro en el cuello de ella.

—También dice que no debo juntarme contigo ni con Jonathan —Clary sintió el cálido aliento de él sobre su piel mientras hablaba —Dice que no debo confiar en ustedes.

A Clary el corazón le latía rápido.

—Tú siempre puedes confiar en mi, William. —susurró a su cabello —No importa lo que te digan.

William volvió a asentir.

De repente, Clary sintió el cuello húmedo y frío. Cómo si..

—A veces quiero huir.

—William —Clary sintió un horrible nudo en la garganta, le ardían los ojos —No llores, William. No.

Él levantó su rostro y la miró a través de sus largas pestañas oscuras. Tenía las mejillas coloradas y húmedas.

—Y tú no me dejes con él.

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