Capítulo 2: Kelvie Herondale

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CAPÍTULO 2: Kelvie Herondale.
*...7 años después*

-Él ya no puede hacerte daño, Kell. Lo sabes, ¿verdad?

Kelvie Herondale recordaba las palabras con tal precisión que sintió náuseas. Recordaba a su tío Luke, sentado detrás del enorme escritorio que tenía la biblioteca en el instituto la primera vez que llegó ahí, con sus ojos amables un poco difusos por los gruesos cristales de sus gafas, mirándole con cariño. Recordaba el eco de esas palabras resonando a través del salón, llenándolo por completo, de la misma forma en que esa verdad la llenó a ella de pies a cabeza.

-Liam Herondale no volverá a lastimarte, cariño. Después de lo que te hizo, el Inquisidor Morgenstern lo centenció. Ahora le tienen prohibido salir de los límites de Idris. Está encerrado, y no podrá venir hasta acá para herirte de nuevo. Todo ha terminado.

《Todo ha terminado》

Recordaba haberse sentido como en la cumbre de una montaña, rodeada por el calor que desprendía la luz solar sobre su piel lastimada, en las cicatrices sobre los pequeños bracitos de niña pequeña que solía tener.
Recordaba la sensación de ser libre como hielo sobre su paladar; fresca e hilarante.
Cuando suspiró, sintió como si hubiese exhalado ácido amargo por los labios. Y fue algo increíble; el ser libre.

Pero ya no lo sería de nuevo.

Lo supo en el momento en que los ojos de su madre se cerraron lentamente, cómo si, de repente, se hubiera sentido indefensamente cansada. Lo supo en el momento en que el pecho de Amatis Herondale dejó de subir y bajar ritmicamente, y se quedó quieto, muy quieto..
Se fue. Su madre.

Y con ella, se fueron los sueños y esperanzas que alguna vez ella logró acumular a lo largo de esos últimos 5 años. Aquella lista de expectativas que había creado para sí misma después de todo lo que su medio hermano le había hecho..., todo lo que le hizo sufrir, todas las cosas por las que la obligó a pasar.

Los meses de terapia la habían ayudado. Cada vez había tenido menos ataques de pánico, y con menos frecuencia. Aunque Liam Herondale seguía aterrorizandola por las noches, en sueños. Cómo la noche en la que él se escabulló en su habitación y le prendió fuego a sus muñecas de porcelana, y ella había amanecido sollozando y presionando a la señorita Lily, hecha jirones, contra su pecho. Ó como la noche en que la secuestró y llevó hasta las orillas del lago Lynn. También la había arrojado directo en aquellas aguas oscuras y turbias, a pesar de sus ruegos y súplicas, a pesar de sus gritos de auxilio.

Sumergirse en el lago Lynn fue como sumergirse en el infierno. La visibilidad fue pobre en el mejor de los casos, y nulo en el peor. El menor movimiento removió el cieno de tal forma que ni el foco más potente hubiera podido penetrar en la penumbra. Kell, que por ese entonces debió de tener 11 años, estaba ciega bajo el agua. Las corrientes traicioneras le cortaron el movimiento, y de todas formas, el pánico ya la tenía paralizada. Sus pulmones gritaban a modo de protesta, la penetrante oscuridad la envolvía mientras ella intentaba volver la superficie...
Nadie la ayudó esa noche. Y sin embargo, por razones que hasta la fecha desconocía, ella había sobrevivido.

Así como así; en un instante ella estaba muriendo en el fondo del lago, y al siguiente se encontraba tendida sobre una camilla en una de las habitaciones del gard.
Después, cuando Kell al fin encontró el valor para decir el nombre de su atacante, se desató el escándalo en todo Idris.

Porqué, claro, al ser ambos (tanto Liam como ella) hijos de el mismo padre, la gente no se esperaba algo tan terrible.

Aunque debieron haberlo supuesto, había escuchado decir a su tío ésa vez, se trataba de Stephen Herondale y su hijo. Su hijo, quién siempre había sido tan egoísta como para pensar qué, si él no tenía felicidad propia, nadie más debería tenerla entonces.
Aunque poco recordaba Kell de todo eso; el juicio en contra de Liam, la forma en que él tuvo que decirles a todos la verdad, sosteniendo la espada mortal, porque el Inquisidor así lo había ordenado...., y lo cierto era que el no recordarlo la tenía aliviada. Porque, a diferencia de los demás cazadores de sombras que mencionan Alacante con admiración y añoranza, cualquier cosa relacionada con Idris, a ella, la ponía de nervios.

Y ahora que su madre ya no estaba, se vería obligada a volver ahí. Por lo menos hasta después del entierro en la necropolis, hasta que pasara el sufrimiento... Ó hasta que su tío pidiera su custodia al concejo, debido a que ella aún seguía siendo menor de edad.
Tendría que volver a su antigua casa, a su vieja habitación. Aunque era más probable que fuera a recibir el adiestramiento que le hiciera falta en la Academia, ya que todos estarían ocupados tratando de encontrar al asesino de su madre y no habría tutor libre que se encargara de sus estudios y entrenamientos. No habría nadie que pudiese cuidarla, pensándolo bien.
Y, por supuesto, aquella era la parte que más la tenía aterrada; que la Clave decidiera mandarla para allá. Tener que brindar su estadía dentro de la Academia.

Porque aquello sólo significaría una cosa; volver a toparse con Liam Herondale. Volver a verlo, volver a escucharlo, volver a recordar...

Kell apretó los párpados para no llorar. No lloraría, se la había pasado toda la vida lloriqueando y nada bueno había conseguido con eso. No se permitiría derramar un sola lágrima nuevamente, y mucho menos a causa de Liam Herondale.

En su lugar, cerró los dedos firmemente sobre la empuñadura de su cuchillo serafin. Era una herramienta muy útil y también su favorita. La hundió, apretando los dientes, dentro de la suave almohada que sostenía sobre las piernas.

Estaba harta de sentir dolor. Quería huir, huir muy lejos y no volver.

Pero también estaba cansada de huir.

《No huiré.》 Pensó Kell con amargo dominio《Volveré a Idris. Volveré y me vengaré de Liam, y del bastardo de su padre también. No me iré de ahí sin antes cobrar cada una de mis lágrimas. Cada una de las lágrimas de mi madre.》

Lo juró, no en el nombre de el Ángel ni por la gloria de Dios, sino que lo juró en la memoria de su madre.

Su madre; quién alguna vez logró ser feliz, y cómo consecuencia, terminó muerta.

TMI Fanfic- DIFERENCES.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora