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Capítulo 15- Isabelle es más sexy que las chicas de Mortal Kombat para ps4.

Éste capítulo explica porqué rashos Simon terminó en el armario de Izzy xD

Sean buenos hijos y voten a su mami c:

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Besazos :)

Capítulo 15- Isabelle es más sexy que las chicas de Mortal Kombat para ps4.

Isabelle viajaba al mundo mundano desde hacia año y medio, y nunca nadie la había descubierto. Ni sus padres, ni su hermano. Mucho menos la clave.

La única que estaba enterada de sus constantes visitas a fiestas en el submundo era su parabatai Clary, y de todas formas ella nunca la había delatado. Obviamente.

La primera vez que lo hizo, estuvo tan nerviosa que ni lo disfrutó completamente. Sintió que en cualquier momento sus padres se percatarían de su ausencia y estaría perdida y con el cuello en la guillotina. Pero no la pillaron, y la semana siguiente que volvió a hacerlo, tampoco.

Ni la siguiente a ésa, ni la posterior, ni luego, ni nunca.

De modo qué, en su viaje de fin de semana, eligió ir a la ciudad de Nueva York, porque llevaba semanas sin ir allá, y extrañaba el total alboroto del tráfico en las calles y avenidas, y las fiestas masivas que parecían darse en todas partes.

Nueva York, la gran manzana. ¿Qué cosa puede pasar? Se había preguntado.

Pues bien.

Ahora, viendo a los retardados vampiros invadiendo los parámetros del río en Williamsburg, y con ése  muchacho idiota sentado a mediación de la plaza como si nada, Isabelle se dijo que debía dejar de hacerse preguntas tan estúpidas.

Cuatro ojos tenía toda la atención puesta sobre su juego de video portátil, y llevaba puesta una diadema de audífonos sobre la cabeza.

Ó sea, que el imbécil no oía ni veía nada.

Ó sea, qué si los jodidos vampiros querían echarse un tentempié de media noche, ya tenían a un idiota sobre la plancha.

Debían de ser por ahí de las doce y fracción, y el lugar estaba rodeado por una densa penumbra. Aunque aquello no era un obstáculo para las sanguijuelas.

Isabelle quería ignorarlo todo y volver a la fiesta.

Había salido de ella por perseguir a un hombre lobo que se había robado las llaves de su casa.

Ni siquiera supo para que diantres las habría tomado, pero el asunto era que era un maldito pillo y quería encontrarlo pronto para darle una buena patada en el trasero.

Aunque ahora aquello parecía un poco menos importante, teniendo en cuenta la peligrosa proximidad de los chupasangre ante cuatro ojos. Y que cuatro ojos no lo advertiera en lo absoluto. Aunque, de todas formas, daría igual, incluso si llegase a percibirlos. Estaban demasiado cerca de él.

Y él estaba sentado  sobre una banca de madera, de frente al río.

No iba a lograr escapar.

Isabelle dio un paso atrás, alejándose de la escena, y después un paso al frente, con la indecisión raspando sus movimientos.

¿Qué debía hacer?

Su sentido común le decía que corriera sin mirar atrás, su pecho le reprochaba que fuera en rescate del pobre desgraciado, y su estómago le recordaba que tenía que comer algo.

Una hamburguesa, de preferencia.

Sacudiendo la cabeza, Isabelle intentó desenredar sus ideas. No estaba conscientizando con claridad y estaba sugestionandose demasiado.