TMI Fanfic- DIFERENCES.

Capítulo 9- Un lugar mejor

Ya le tocaba narrar un capítulo al descerebrado de Liam haha.
¡Muestranos un poco de tu vida, querido moquito!

¿) Nosotras sabemos que la pasas mal y que en realidad eres un amor (?

Never mind.

Pd: ¡siganme en tuita! (@RunasChocolates)

Es un capítulo extremadamente corto e.e

Bechuyiiiiis y abrachuyiiis x.

Capítulo 9- Un lugar mejor.

—No puede rompernos, Liam, a menos que nosotros se lo permitamos. Quiero hacerte una promesa. ¿Me mirarás?

Celine se dio la vuelta, el cuero crujiendo en protesta debajo de ella, e inclinó la
cabeza hacia atrás para mirar directamente los ojos dorados de su hijo. Levantó la mano y acarició un lado de su rostro.

Su tacto fue mucho más suave que sus palabras.

—Voy a conseguir sacarnos de éste infierno, hijo. Te lo juro.

El sonido de la puerta de una habitación cerrándose con violencia, lo despertó.

Los rayos oblicuos del sol caían sobre el rostro de Liam Herondale mientras se incorporaba despacio, todavía con los retazos de un sueño dulce en la consciencia. En lugar del instante de frío y dolor que solía experimentar cuando su mente emergía de una pesadilla, se sentía turbado de manera indescriptible. Enseguida, comprendió por qué.

Había estado soñando con su madre antes de que perdiera la razón.
Cuando aún estaba cuerda y en sus cinco sentidos.

Sacudiendosé los recuerdos como quién se quita el polvo de encima de la ropa, se puso en pie.

No traía la camisa puesta, estaba despeinado, y cruzó el suelo de madera con los pies desnudos.

En el umbral, se detuvo para echar un vistazo.

Vestida con una pijama de blanco raso, su madre descendió por la escalera y avanzó como un fantasma por el vestíbulo. Descorrió el cerrojo, abrió la puerta y salió afuera.

—¿Mamá?

No se dio la vuelta cuando Liam la llamó; daba la impresión de no percatarse de su presencia.

De nuevo.

La siguió hasta el porche y vio que se había detenido en la barandilla y observaba a su alrededor.

—Mamá —dijo él con suavidad —Mamá, anda. Volvamos a casa.

Ella se volvió agresivamente para mirarle.

—Esa no es mi casa.

Liam resopló consternado.

—Mamá, si es nuestra casa.

Ella lo miró en aquel momento, con sus ojos azules muertos y ausentes, y Liam sintió que le sacaban el alma con un afiliado cuchillo.

Hacía mucho tiempo que los ojos de su madre habían perdido la luz, la chispa de vida, y se habían convertido en un par de cuencos profundos y huecos.

Hacía mucho tiempo que su madre había dejado de mirarlo realmente.

Le sujetó el brazo con delicadeza.

—Vamos, Celine. Te llevaré a un lugar mejor.

Su madre sonrió. Una sonrisa carente de expresividad.

—Quiero ver a mi hijo. ¿Puedes llevarme a ver a mi hijo?

Liam sintió que se le escapaba el aire de los pulmones.

Tragó fuerte.

—Si. Vamos. —dijo de todas formas — Te llevaré con él.