N/a: Estos primeros 6 capítulos son para que se hagan una idea de lo que trazan los personajes en ésta historia. Son una parte introductoria Como por ejemplo; que ya saben cuál es el propósito de Kelvie, ya saben cual es el miedo de Clary, etc.
Los siguientes dos capítulos los narran Izzy y Alec :) Después, veremos como se ha desarrolla todo el drama.Capítulo 4- Recuerdos.
Jonathan Morgenstern no recordaba cómo solía lucir Kelvie Herondale de pequeña, pero desde luego que había cambiado enormemente. Y para bien.
Los años le favorecieron de mil formas. Y ahora, más que una jovencita, casi parecía una mujer.
Mentalmente, hizo un cálculo de años y se asombró nuevamente de cuánto tiempo había pasado desde la ultima vez que la había visto. Y, sin embargo, nada más oír su nombre, había sentido ese antiguo hormigueo por la espalda. Y después de tanto tiempo, seguía sin saber por qué.
Ella tenía nueve años antes de dejar Idris, y él, diez. De más edad, y con más experiencia, era natural que hubiese asumido el papel protector al igual que había hecho con su hermana Clary. Como también había sido natural en él haberle cogido un montón de cariño. De modo qué, al momento de partir ella, no había podido evitar sino robarle un beso. Porque aquello había sido lo que siempre él había deseado hacer desde el momento en que la vio.
Todavía la recordaba primorosamente sentada en el porche delantero de su casa, lamiéndo un helado de fresa del mismo color que su vestido. Incluso a la sombra del atardecer, su pelo rubio brillaba como la luz cegadora del sol radiante, y tenía los ojos grandes y límpidos de el color del cielo por la mañana.
Jonathan había estado practicando aquel día a campo abierto. Tenía las botas embarradas y su ropa apestaba a hollín. Aún recordaba con qué delicadeza había arrugado Kell su naricilla en señal de desagrado cuando él había llegado subiendo los peldaños embarrandolos todos con lodo.
—Estás hecho un asco. —le había recriminado ella, como si lo conociera de siempre — No deberías entrar a tu casa así. Jocelyn se va a encabritar si enlodas también su alfombra principal.
Jonathan se había sentido infantilmente indignado con aquella niñita de aspecto de ángel por reprocharle en su propia casa. ¿A ella que más le daba lo que hiciera?
—¿Y tú quién eres, si se puede saber? —había replicado con enojo —¿Y que haces en mi casa, para empezar?
La niñita sólo se había echado a reír.
Sin ser siquiera consciente, Jonathan esbozó una sonrisa ante el vago recuerdo. Misma que desapareció instantáneamente cuando recordó el porqué la vida había decidido que se volvieran a ver.
Amatis.
Ave atque vale, Amatis Herondale.
La ceremonia apenas había durado dos horas, y en todo ese tiempo Jonathan fue incapaz de acercarse a hablar con ella. A darle el pésame, por lo menos.
Acabado de comenzar el entierro, Stephen Herondale se había aparecido, ahí mismo, como de entre las sombras, farfullando a todo mundo que ser el ex marido de la difunta le daba el amplio derecho de plantarse a mitad de la ceremonia si así lo deseaba.
Nadie objetó lo contrario, y sin embargo, todos los ahí presentes no anhelaban mucho su presencia. Cómo tampoco lo hacía Kell. Quién, nada más al verlo arribar en la necrópoli, se había marchado sollozando con frustración. No dispuesta a volver hasta que el señor desaparaciera por cuenta propia. Cosa que sucedió al instante, porque Liam Herondale apareció también, y caminó por entre el cortejo fúnebre como Juan por su casa, evidentemente ébrio, y se llevó a su padre, casi a rastras, de ahí.
Lo que comenzó como una ceremonia íntima y elegante, se había convertido en un auténtico desastre gracias a la perfecta puesta en escena de los Herondale, y Kell simplemente no aparecía por ningún lado.
Jonathan no pudo evitar sentir lástima por ella. Pero su viejo instinto protector se despertó y tuvo que contener el impulso de ir a buscarla por entre las lápidas y asegurarse de qué se encontraba bien.
Al verla de nuevo, no sólo le había parecido una joven muy hermosa, sino también un poco frágil, como si la vida no la hubiera tratado mejor de lo horrible que le iba en Idris antes de partir. La idea le entristecía un poco, porque siempre había imaginado a Kelvie Herondale llevando una vida de princesa, acorde con la primera impresión que había tenido de ella.Pero habían pasado ya muchos años desde que él había intentado matar dragones por ella. El niño de instinto caballeresco se había convertido en un joven con muchas flaquezas. Ya ni siquiera era capaz de defender a su propia hermana de imbéciles como Liam Herondale y sus secuaces. Mucho menos sería capaz de lidiar con los demonios internos de Kell.
Ahora él era un chico demasiado imperfecto para ser el héroe de nadie.
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TMI Fanfic- DIFERENCES.
Fanfiction¿Que hubiera sucedido si Valentine Morgenstern nunca hubiera perdido la cabeza? ¿Si hubiera sido siempre un hombre ejemplar, un buen esposo, un padre amoroso...? ¿Existiría historia alguna que contar? Parece ser que sí, y aunque no es tan maravillos...