Capítulo 11- Las chicas super poderosas.

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Varias me pidieron que siguiera actualizando hoy.

Y yo no lo iba a hacer.

Pero me lo pidieron por #Clalec y el #CLALEC es SAGRADO x'D.
Igual que tu vaca :p

De nuevo, un capítulo narrado por Liam :'v poque lo amo muzo:'D a pesar de ser un desgraciao Umu

Este capítulo es menos dramático que los demás.

Capítulo 11- Las chicas super poderosas.

Liam le tiró a Sebastian Verlac una mochila encima cuando entró a su casa.

—Buenos días a ti también, bombón. —replicó éste último.

Liam puso los ojos en blanco sin hacerle caso y caminó dentro de la casa. Se dejó caer sobre el sillón amarillo al centro del salón.

—Cierra el pico.

Sebastian encaró las cejas antes de cerrar la puerta tras de sí.

—Uy —enunció —que delicada andas hoy. ¿El ciclo menstrual?

Se fue a sentar junto a su amigo en el sofá.

—Kelvie Herondale. —dijo Liam, simplemente.

Sebastian, qué siempre había entendido el lenguaje corto y blasfemo de su amigo, frunció los labios y sacudió la cabeza, confundido.

—Kelvie. —repitió Liam, cómo perdiendo la paciencia —La hija de Amatis.

Sebastian se recargó sobre el respaldo.

—Querrás decir tu media hermana.

Liam le lanzó una mirada furibunda. No le gustaba que le recordaran.

—Ella no es nada mío. —le arrebató la mochila a su compañero y abrió el cierre de un jirón —Si acaso, un maldito estorbo.

Sebastian poco a poco fue cayendo en la cuenta.
—¡En la madre! —exclamó, divertido —Ya no recordaba que la buenaza de Kelvie había ido a parar a tu casa.

Liam dejó de escrutar la mochila, alzó la mirada y encaró las cejas.

—¿Buenaza?

Sebastian se encogió filosoficamente en hombros.

—¿Y qué? —murmuró con resolución —Está muy bueno tu estorbo. No soy ciego, ni tú tampoco. Además, soy hombre. ¿Vas a decirme que Kelvisita no tiene lo suyo?

Liam puso los ojos en blanco por segunda vez.

—Eres un imbécil.

Sebastian se echó a reír.

—¡AHHHHHH! ¡Cuidado con eso, Santo patrón de la ética!

Liam le tiró un calcetín en la cara.

—Tengo cosas importantes que hacer. —replicó —Si vas a ponerte a fantasear con la tarada ésa, te pediría de favor que lo hicieras en silencio.

Sebastian se puso de pie con un salto. Llevaba puesto su uniforme de combate. Y Liam no pudo evitar preguntar por qué.

—Me van a enviar de nuevo al Instituto de San Francisco. —le respondió su amigo, mientras observaba a Liam encender un cigarrillo —Me necesitan para algo que.... ¡Apaga eso ya, Liam! Ya sabes como me enmierda eso de que te pongas a fumar cuando estás en mi casa.

Liam resopló humo.

—Estoy nervioso —confesó, y lo miró a través de sus largas pestañas—Y ya sabes que no puedo fumar en la mía. A mi madre le afecta el olor en la cabeza.

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