Ya nos encontrábamos en el aeropuerto y aunque mis padres y Jack, también iban a despedirse de mí, decidí pasar el camino todo con Jake, que se ofreció a llevarme.
No habíamos hablado desde que me recogió en casa, y la verdad es que lo agradecía, todavía no me apetecía llorar. Mientras el rubio manejaba, yo lo miraba de reojo y podía ver como tenía los músculos tensos, como contraía constantemente la mandíbula.
Una lagrima se asomó a mi ojo y Jake, sin siquiera voltear, notó mi tristeza, al hacerlo, poso su mano en mi rodilla, mientras hacía círculos pequeños para que tranquilizarme. No podía evitar pensar que esta sería la última vez que estaríamos así en mucho tiempo o tal vez, para siempre.
Díselo.
¿Ah? ¿el qué?
Te amo.
No puedo hacerlo, Jake daría vuelta atrás y me encerraría en su casa para que nunca más me fuera.
Unos instantes después estábamos en el estacionamiento del aeropuerto. Jake ya había apagado su carro, solo estábamos ahí, existiendo juntos, como si el hecho de que no estuviéramos hablando hiciera que el momento pudiera durar más.
Después de haberle dicho que me iría, se fue a la sala, supongo que, a aclarar sus pensamientos, por un momento creí que dormiría en el sofá, pero cuando estaba a punto de dormirme sentí sus brazos rodeando mi cintura, no estábamos bien, en lo absoluto, pero al menos estaba ahí conmigo.
"Sea cual sea tu sueño, estaré apoyándote, aunque me quieras lejos. Siempre me sentiré orgulloso de todas tus decisiones, Evelyn."
Recordé las cosas tan adorables que me había dicho esa noche.
Volviendo a la realidad iba a decir algo, no me gustaba estar en silencio cuando estaba con Jake y mucho menos ahora, pero en ese momento me entró una llamada de mamá.
—Querida, sé que este momento debe estar siendo un poco difícil para los dos, pero deberías ir entrando, para dejar las maletas y estar más tranquila allá dentro. —dijo con el tono más suave que nunca había usado conmigo.
—Ehm, sí claro, ya vamos. —respondí en un susurro. No tenía fuerzas para hablar, sabía lo que se venía.
Ya dentro, hice el check in. Mis padres y Jack ya se habían despedido de mí, dejándome un momento a solas con Jake. La verdad es que todavía faltaba una hora y media para que mi vuelo saliera, pero lo cierto es que no quería demorar mucho afuera.
—Falta poco. —fue lo más creativo que me salió da la boca, para quebrar el hielo. —Estoy algo nerviosa, sabes que digo cosas tontas cuando me siento así.
Asintió. Pero no dijo nada.
—Jake, me estás dejando más nerviosa de lo que ya estoy, di algo por favor. —no pude evitar sonar demasiado nerviosa cuando le pedí que hablara, pero en mi defensa, solo me gustaba el silencio cuando estábamos felices.
—No sé qué decirte, Eve. Por eso no he dicho nada.
—Lo sé, lo siento, es que...—suspiré. —No lo sé, no quiero que se acabe nuestro tiempo.
—No tiene por qué acabarse.
Sé que ninguno de los dos quería que esto sucediera, pero Jake no puede tener las falsas esperanzas de que volverá a verme, porque no sabemos si eso realmente pasará.
—Jake solo asintió y, pasado un tiempo, mirándome fijamente, se acercó a mí.
— Acuérdate de mí, cuando sientas que no hay amor suficiente para ti, para cuando sientas que estás sola, para cuando sientas que estás lista para amar. —suspiro, aguantando sus lágrimas, tan solo a unos centímetros de distancia. —Solo acuérdate de mí, de lo mucho que te quise, lo mucho que te quiero y lo mucho que te querré, pequeña Eve. —finalizó besándome en la frente.
Hecho esto me miró una última vez a los ojos, intentando hacerme cambiar de opinión con la mirada. Es lo mejor, querido Jake. Quiero probar que puedo ser alguien, sola.
Y para el disgusto de los dos, ese fue nuestro último momento juntos. Vi como Jake daba la vuelta en dirección a la salida y, a diferencia de las películas, o de los libros que leía, él no se volteó, ni salió corriendo para pedirme que me quedara. Por mi lado, tampoco le grité diciéndole que lo amaba, que no podía estar sin él y que encontraría una universidad aquí en Inglaterra que me gustase, solo para no tener que irme de su lado.
Él solo se dio la vuelta. Fue mi turno de hacer lo mismo y entrar en la sala de espera de aeropuerto.

ESTÁS LEYENDO
Te Encontré
Romansa- Acuérdate de mí, cuando sientas que no hay amor suficiente para ti, para cuando sientas que estás sola, para cuando sientas que estás lista para amar. -suspiro, aguantando sus lágrimas, tan solo a unos centímetros de distancia. -Solo acuérdate de...