25.

8 4 1
                                    

—¿Te apetece otra cosa, Eve? —pregunté algo confundido.

Ya habíamos hecho el pedido hace unos minutos, pero no soltaba el menú.

—No, eh... —Carraspeó.— estoy genial.— una sonrisa timida. No pude evitar soltar una pequeña risa.— Lo siento, no... eh, no hago esto hace un buen tiempo.— admitió sonriendo.

—¿Quieres decir que no has salido con nadie desde que te mudaste a España?

Bueno, Flash te llaman.

—Bueno, no he tenido nada oficial.— debió notar mi cara de susto, y especificó.— durante mis años de universidad intenté salir con algunos chicos, pero no llegaba a nada, por lo que decidí dedicarme a mi carrera y a concretizar mis objetivos.— No pude evitar sonreir, me sentía tan orgulloso de todos sus logros. — ¿Y tu? Eh... ¿Has estado con otras personas?

—Bien, yo no te voy a mentir, ni siquiera lo intenté. Mi trabajo me exige mucho y nunca, bueno después de... — No la presiones. — No volví a conocer a alguien por quien valiera la pena tener tiempo libre.

—Entiendo... ¿Te arrepientes? — la miré algo confundido. — Digo, de no haber estado con otras personas.

—No.— respondí en seguida. — No estuvieramos aquí, estuviera imaginandote en otra persona.

Bueno, se te pegó lo discreto de Sara, ¿no?

Estuvimos lo que pareció una eternidad viendonos directamente a los ojos, no podía dejar de mirarla, quería decirle que mi amor por ella solo había crecido durante todos estos años, decirle libremente cuanto la amo, pero supongo que por ahora una mirada debe ser suficiente. No?

—Aquí están vuestros cafés.— dijo el mesero conlocando nuestras bebidas, interrumpiendo nuestro íntimo momento de miradas que significaban más que una simple mirada.

—Gracias. — respondió Eve, con una pequeña sonrisa en su rostro. No quise decir nada; estaba ocupado viendo lo perfecta que era, y lo mucho que la extraño, aún teniéndola al frente.

Eve parecía que iba a decir algo para romper el hielo, pero antes de que pudiera decir algo, miró mi bebida e hizo una cara de confusión. 

—Estás bebiendo café.

Ah, cierto. Había pedido café. Odio el café, bien no lo odio, pero admito que prefiero el té. Solo lo pedí, porque quería tener una excusa para estar con ella. Pero, ¿Todavía recordaba ese gusto mío?

—Lo sé. — respondí intentando imitar mi mejor sonrisa, aunque creo que no fue mi mejor imitación, ya que Eve, no aguantó la risa y soltó una sonora carcajada.

— Pero a ti no te gusta el café, Jake.— Ok, confirmamos que lo recordaba.

—Eve, no te preocupes. Estoy contigo, y con eso es más que suficiente. —Nunca me voy a arrepentir de decirle este tipo de cosas a Eve, sus mejillas siempre tienen el tono rosado perfecto, cuando está nerviosa.

:.. ..:・゜゚・*

Pasamos toda la tarde hablando, de todo lo que habíamos hecho hasta ahora, le conté que en este momento estaba haciendo una investigación, sobre los efectos secundários de las resonancias magneticas e de que forma evitar daños en los pacientes. Como es obvio, Eve es de las personas más inteligentes que conozco, pero no entendió nada, aun así escucho todo mi discurso sobre mi trabajo.

Y tal como ella me oyó a mí, yo lo hice con ella, me contó sobre sus proximos proyectos y de cómo todavía estaba indecisa entre escribir un libro de cienciaficción o de fantasia romantica.

—¿Y por qué no escribes los dos? Digo, al mismo tiempo.— No sabía que mi pregunta fuera tan graciosa, pero hizo reir a Eve, por lo que estoy más que satizfecho.

— Eres muy chistoso. — Excelente, soy el hombre más feliz, por lo menos durante unos días.— Ya intenté escribir varias historias al mismo tiempo y suele ser una perdida de tiempo.— Dijo mientras caminabamos hacia unos edificios que no se encontraban muy lejos del café en el estuvimos hace un rato.— Me confundo y entro en un enorme bloqueo del escritor.

—¿Eso existe?

—Oh, creeme que existe. Para escribir tu libro, demoré tres años.—Cuando notó lo que había dicho, paró de caminar abruptamente. —Eh...

—Eso quiere decir que, al final, si soy tu musa, ¿eh?— Dije riendo, mientra la jalaba para que siguieramos caminando.

—Bien, creí que nunca lo leerías. Pero, creo que desde la dedicatoria es más que obvio que ese libro es para ti, Jake. —Respondió, parando al lado de la entrada de uno de los edificios de la zona. — Aquí, vivo.

Vaya, todavía no me acostumbro a la Evelyn adulta, me siento tan orgulloso de ella.

—Bien, podemos vernos mañana. Si quieres, claro. Me iré dentro de dos dias, y me gustaría pasarlos contigo.— Sonrió dedicida.

— ¿Te gustaría pasar?

—Siempre que lo desees, pequeña.

Te EncontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora