⚠️ Este capitulo contiene escenas +18, obtenerse de leer si eres una persona sensible ⚠️
Me desperté sobresaltada por el sonido de la puerta de la habitación abriéndose de golpe. La tenue luz de la madrugada apenas iluminaba la figura que irrumpía en el cuarto. Kuina también se movió a mi lado, frotándose los ojos con cansancio.
—¿Qué demonios...? —murmuró mi compañera, visiblemente irritada.
Niragi se recostó contra el marco de la puerta, con su arma descansando casualmente sobre su hombro, un gesto que le confería un aire de superioridad que me era difícil de digerir. Cada vez que lo veía así, una parte de mí se preguntaba qué había sido de aquel Niragi que conocí, aquel que era cercano y gentil, no este extraño distante y arrogante.
—A la próxima que cierren la puerta se quedan sin ella. Y tú —me señaló con el arma, su mirada penetrante como una daga. Era como si fingiera que no me conocía en absoluto, y de alguna manera, empezaba a creérmelo—. Levántate, ahora que eres parte de los militares te toca patrullar con nosotros.
—Aguni no menciono nada de guardias nocturnas —comente, con la voz ronca a causa del sueño. El soltó una risa irónica.
—De todos modos, no tienes opción. Levántate y vístete. Nos vemos en quince minutos en la entrada principal del hotel —ordenó, girándose hacia la puerta como si la discusión hubiera terminado y saliendo de la habitación.
Me quedé mirándolo desaparecer, sintiéndome impotente ante su autoridad repentina y su actitud arrogante. Apreté los puños, luchando con la mezcla de emociones que me embargaban. Una parte de mí quería gritarle, exigirle que fuera más comprensivo y menos despectivo. Pero otra parte sabía que, en el fondo, había algo más detrás de su actitud, dolor.
Kuina me miró con lástima, y le devolví una mirada resignada mientras salía de la cama. No iba a dejarme doblegar, no iba a protestar ni a desobedecer. Le demostraría a Niragi que si él podía ser un grano en la oreja, yo podía ser uno en el trasero.
Si no íbamos a estar dentro de La Playa, no tenía por qué llevar traje de baño, ¿no? Así que me puse unos pantalones cargo que Kuina tenía en el armario y una sudadera encima, ya que por las noches solía hacer ligeramente frío. Además, estar cerca de Niragi me provocaba esa sensación enfermiza que me hacía temblar ligeramente.
Nos reunimos en la entrada principal del hotel quince minutos después como él había ordenado. Niragi estaba allí, flanqueado por dos chicos más del grupo de los Militares. Me miró de arriba abajo con una expresión que no pude descifrar del todo, pero que llevaba consigo su habitual dosis de ironía.
—Bien, parece que todos están aquí —dijo Niragi con un tono que dejaba claro que estaba en control de la situación. Sacó un arma de su cinturón y me la entregó con una sonrisa cínica—. Aquí tienes. A ver si puedes manejar esto mejor de lo que manejas tus emociones.
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Toxic Ties [Suguru Niragi]
FanfictionAmar a Niragi era como bailar en el filo de una navaja: emocionante y mortal, donde cada paso prometía tanto éxtasis como dolor. «El era el fuego que la quemaba, mientras ella era la ceniza que aún se aferraba al viento».