19

2.3K 170 33
                                    

Tres años atrás

Era una tarde gris, y el cielo encapotado reflejaba mi estado de ánimo mientras me sentaba en el amplio, aunque vacío, salón del apartamento de mi padre. Todo en este lugar me resultaba ajeno: el lujo, el silencio incómodo, la sensación de estar en un espacio diseñado para impresionar, no para vivir. Habían pasado semanas desde que llegué, semanas desde que mi madre se fue para siempre, dejándome aquí con un hombre al que apenas conocía.

Mi padre entró en el salón con pasos tranquilos, llevando dos tazas de té. Parecía nervioso, algo que no había visto en él hasta ahora. La tensión entre nosotros hacía que cada interacción se sintiera como caminar sobre una cuerda floja, a punto de romperse.

—Te traje té. Es de hierbas, para relajarte —dijo, colocando una de las tazas frente a mí.

Lo miré con desconfianza, mis brazos cruzados en una postura defensiva.

—¿Lo hiciste tú o tus sirvientas? —pregunté, con sarcasmo.

Mis palabras quedaron flotando en el aire. Sabía que la relación entre nosotros era todo menos relajada, y no era una taza de té lo que iba a mejorar mi estado de ánimo.

Mi padre se sentó en el sillón frente a mí y dejó escapar un suspiro, como si supiera que cualquier cosa que dijera sería recibida con resistencia.

—Sé que esto no es fácil para ti —comenzó, eligiendo sus palabras con cuidado—. No voy a fingir que te conozco, porque no lo hago. Tampoco espero que confíes en mí de la noche a la mañana.

Aparté la vista hacia la ventana, ignorándolo. Era doloroso admitir que, en parte, tenía razón. No lo conocía, y lo poco que mi madre me había contado sobre él no eran cosas agradables.

—Mira, Nanami —continuó, su voz algo más suave—, sé que tu madre no me tenía en la mejor estima. No soy ingenuo, sé lo que piensas de mí, y no te culpo. Yo también cometí errores.

La palabra "errores" resonó en mi cabeza, pero no respondí. Me limité a mantener mi mirada en la ventana, aunque sentía su mirada fija en mí. Entonces, cambió de tema, como si quisiera aliviar la tensión sin forzar las cosas demasiado.

—Quiero ayudarte —dijo tras un largo silencio—. No como un extraño que te impone reglas o te da órdenes, sino de verdad. Sin presiones. Pero necesito que me des una oportunidad. No estoy aquí para sustituir a nadie ni para entrometerme en tu vida si no lo quieres, pero... esto es nuevo para mí también. Ser tu padre, al menos de manera presente. Estoy tratando de hacerlo lo mejor que puedo, aunque a veces no salga bien.

Bajé la mirada, tamborileando los dedos sobre la mesa. Parte de mí quería seguir odiándolo, seguir manteniendo esa barrera alta que había construido. Pero otra parte, una parte más pequeña y vulnerable, se sentía confundida. Su tono era sincero, y eso me desconcertaba.

—Intenté buscarte muchas veces —añadió en voz más baja, más vulnerable—. Pero tu madre siempre te mantenía lejos de mí. No te pido que me perdones por no haber estado allí, pero tampoco es justo que me culpes por todo.

Levanté la cabeza de golpe, molesta.

—Te dije que no hablaras así de ella —respondí, mi voz fría y cortante, defendiendo a mi madre casi por reflejo.

Él asintió de inmediato, levantando una mano en señal de paz.

—Lo sé, no quiero faltarle al respeto. Solo quiero que entiendas que también es difícil para mí. No sé cómo ser el padre que necesitas, pero estoy aquí, intentándolo.

Toxic Ties [Suguru Niragi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora