CAPÍTULO 18

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Chiara

Mis oídos tan solo captan un ligero zumbido, pues mi atención se encuentra centrada en una única persona. Soy incapaz de despegar la mirada de ella, aunque las gafas de sol que porto ayudan en mi nefasto disimulo.

Desde que llegué al bosque no he querido otra cosa que hablar con Violeta y creo fielmente que el universo se ha puesto en mi contra por alguna extraña razón. Primero aparece el grupo de mi exnovia con la misma; después, la pelirroja nos pilla en una situación fácil de malinterpretar; y para rematar, de nada sirven las indirectas que nos habíamos lanzado con el juego la noche anterior si termino cantando la canción que Raquel y yo teníamos en nuestra relación.

Esto último no debió pasar y me es complicado hallar una explicación a mi propia acción. Cuando Naiara lo planteó mi cuerpo entró en tensión, la única contestación ante tal petición era negativa, mas fui incapaz de expresarla. Supongo que no deseo crear una situación incómoda en el grupo, ni tampoco hacer sentir mal a Raquel, suficiente daño le he causado ya como para incrementar tal sentimiento.

Sin embargo, lo que terminó por descuadrarme fue el elevar la vista tras finalizar el canto y no toparme con esos ojos café, esos que me había pasado toda la noche admirando. Recuerdo desviar la vista hacia Ruslana, esta se encogió de hombros y una carga de culpa presionó mi pecho, le debía una conversación y parecía que lo último que pretendiese fuera eso. Así que, intenté enmendar mi error, los chicos se fueron levantando para irse a dormir y les imité para que nadie se quedara conmigo fuera. Nada más supe que se encontraban dentro de sus tiendas de campaña me salí de la mía para esperar a que apareciera, mas no lo hizo, ni ella, ni Salma.

Resoplo insatisfecha ante el recuerdo, fue tanto la comedura de cabeza que opté por volver a meterme dentro para intentar dormir.

Ahora, ya había transcurrido toda la mañana; una en la que ni siquiera he notado su mirada sobre mí, en la que tampoco he tenido oportunidad de acercarme, una en la que en el fondo me ha dolido su indiferencia, pues estas semanas me he acostumbrado tanto a culminar el día con sus 'buenas noches, Kiki', que el estar en esta situación de incertidumbre dónde no puedo descifrar sus pensamientos me frustra en sobremanera.

En la cabeza de Violeta podrían estar circulando mil hipótesis por minuto, trato de imaginarlas para preparar las respuestas correspondientes, pero tengo la sensación que ninguna alcanza su verdadera inquietud.

<me podría salir algo bien>

Sin esperarlo sufro un mini espasmo al sentir cómo alguien mueve con brusquedad mi cuerpo.

- ¡Por favor, que susto! - exclamo con la mano en el pecho, comprobando que mi corazón sigue latiendo.

- Vale, sigues viva.

Giro mi rostro para centrarme en la persona que está sentada a mi lado.

- Llevo hablando un buen rato y no has escuchado absolutamente nada - entrecierra los ojos - ¿En dónde tienes tu cabecita? - pregunta a la vez que con su dedo me toca la frente.

- Perdón, sabes que me distraigo fácil - carraspeo irguiéndome en la silla.

Raquel y yo estamos sentadas en una punta de la mesa desplegable. Desde que me he levantado Naiara y ella han estado conmigo, decían que debemos aprovechar estos ratos juntas porque normalmente nos resulta difícil quedar. La pelinegra ahora está haciendo la comida con Omar, Bea, Lucas y Álvaro; con la hoguera tratan de cocinar filetes. Los demás se hallan repartidos por nuestra zona; Juanjo, Martin y Ruslana en la punta contraria de la mesa jugando a las cartas; Alex, Denna y Violeta hablando apoyados en una roca a lo lejos; y Salma metida en su tienda.

Todo lo que veo || Chiara y VioletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora