CAPÍTULO 19

1.6K 107 20
                                    



Violeta

Mi corazón late fuerte y rápido cada vez que veo a Chiara, mas esta vez es diferente, llevamos dos días distantes y han transcurrido una serie de situaciones que han fortalecido los cimientos de mi rascacielos dubitativo. Sin embargo, ahora que la tengo delante todo se ha esfumado, solo estamos ella y yo en esta endeble tienda de campaña, mirándonos a los ojos, abrumadas por la presencia de la otra y preocupadas por no rebajar el voltaje de nuestras pulsaciones. Mi cuerpo nunca se ha mostrado tan alterado como cuando la observo a ella y esa emoción me da tanto miedo como agrado experimentarla.

Su intromisión en este espacio me ha sorprendido, creía fielmente que no tenía ningún tipo de interés en acercarse para entablar una conversación y menos querer darme las explicaciones que deseo desde ayer. Al fin y al cabo no somos nada, solo amigas que mantienen una tensión sexual bastante notoria y quieren resolverla en ciertas ocasiones; aunque ni nos hemos acostado, ni la veo como una amiga; pero al menos trato de meterlo en mi cabeza.

Su cercanía me ha aturdido tanto que hasta que ella no ha reparado en mi falta de ropa yo tampoco lo he hecho. Cuando ha apartado la vista, de manera inconsciente he posado mis dedos en su mentón atrayéndola de nuevo hacia mí. No quiero que tenga pudor en mirarme porque soy la primera que tiene sueños de ella en las mismas condiciones con el deseo de que algún día me permita cumplirlos.

<eso ya es otro tema>

Ahora estamos inmersas en nuestros ojos, su mano sigue sobre mi pecho y la mía encima, mientras que la otra reparte ligeras caricias en su mejilla. Es la única manera que se me ha ocurrido de mostrarle que sería incapaz de no notar su presencia, pues por mucho que trate de hacerlo mi cuerpo reacciona solo; mi corazón se acelera, un escalofrío me petrifica y el vértigo resurge de su escondite tan rápido como huelo su aroma. Puede que hoy haya tratado de ignorarla, pero lo único que he pretendido ha sido levantar una barrera de indiferencia. Quizás para esperar su siguiente movimiento, el siguiente acto que acentuaría la incógnita estructurada en mi mente.

Ella está aquí, delante de mí, y ya por esto me siento feliz, como si todos las sensaciones negativas que me han carcomido este par de días se hubiesen disipado. Creo que su compañía causa los latidos de mi corazón porque hasta que no ha entrado no he sentido ninguno. Ha pulsado un botón en mi interior, el mismo que amenaza con hacer que mi cuerpo levite, que mi alma lo haga, y eso solo lo consigue la chica que está observándome como si fuese lo único que quisiera ver por el resto de sus días.

<sí, y ahora te despiertas>

Joder.

- Perdón - musita abandonando el silencio en el que nos habíamos instalado - Me he equivocado.

Rompe el contacto de ambas, no sin antes atrapar la mano que tengo posada en su mejilla entre las suyas y dejarle un beso con dulzura.

<aw>

- ¿En qué? - pregunto - ¿En entrar como si esta tienda fuese tuya? - intento bromear, pero no lo consigo porque en el rostro de Chiara surge una mueca de reproche a sí misma a la vez que sus mofletes pasan a una tonalidad rosada.

- Perdón también por eso - dice cabizbaja.

Casi no la oigo por lo bajo que habla y vuelvo a elevar su mentón para realizar nuestro tan reconfortante contacto visual, se siente como un hogar.

- Es broma - aclaro con una sonrisa de labios pegados - Y con respecto a todo lo que me has dicho, no tienes por qué darme explicaciones.

<muy a mi pesar>

Todo lo que veo || Chiara y VioletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora