CAPÍTULO 4

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Chiara

Me revuelvo el pelo a la vez que me llega el aire del secador. Podría llevar media hora con el incesante sonido y aún así seguía estando un poco húmedo.

Habían pasado tres días desde que mi amiga me presentó a su prometido, tres días desde que la vi.

Recuerdo la corriente de electricidad que recorrió mi cuerpo cuando mis ojos se posaron sobre ella, y creía que se debía a un primer anticipo, pero esa chispa sigue encendida y no comprendía la razón de tal corriente.

Nunca me sentí tan aturdida. Fue cómo si todas mis barreras se derrumbasen, el rostro de esa chica era de otro mundo. Nuestras miradas conectaron con tanta intensidad que temí desfallecer allí delante. Su pelo corto le realzaba las facciones de su cara con una mandíbula delineada, nariz perfecta, las cejas con pestañas largas potenciando sus ojos hipnotizantes. Me pregunto cuántas personas se deben enamorar de ella al día.

Era guapa y magnética. Quería mirarla en cada momento y reprimía las ganas porque mi lado acosador lo enterré desde hace tiempo. Tan sólo faltó observarla para que reviviera en segundos.

Suspiré ante su imagen en mi cabeza.

De lejos me quise sentar de la impresión, pero cuando se acercó recé porque no se me olvidara hablar. Creo que el corazón nunca me había latido tan fuerte.

<necesitaba un babero>

Me encontraba tan descolocada que le di la mano. Estúpida es el único adjetivo que me califica, mas me autofelicito por al menos saludar, estaba tan petrificada que mi mente no hilaba dos cosas con sentido.

Al sentir su tacto mi piel se erizó y lo peor, es que estuve el resto del día embriagada de su olor. Bueno, tampoco lo definiría como algo malo si soy sincera conmigo misma.

Salté del susto dejando caer el secador al suelo cuando la puerta se abrió abruptamente.

- ¡Ethan! - grité con una mano en el pecho.

Mi representante se apoyó en el umbral de madera.

- ¿Me quieres matar? - continué abrumada por el susto.

- Llevas casi cuarenta y cinco minutos con esto - cogió el objeto que se había resbalado de mis manos y lo apagó - Cómo no salgamos ahora mismo, llegaremos tarde.

- Todavía no había terminado - me excusé.

- Tienes el pelo más seco que yo la boca cuando me como un polvorón, así que vamos.

Bufé apoyándome en el lavabo.

- ¿Hoy si tienes confianza conmigo?

- Cuando estamos a solas - se cruzó de brazos - Sé que la última entrevista te dejó con un mal sabor de boca, pero te prometo que esta revista tiene muy buenos comentarios, no han tenido malas críticas y presumen de profesionalidad.

- Bien - solté el aire con fuerza - ¿Quién me entrevistará?

- Nunca hay nadie fijo - contestó - Cuando acepté su propuesta me mencionaron un par de nombres y hoy al llamar para ajustar horarios me han comentado que la entrevistadora oficial se encontraba enferma y no sabían si finalmente sería ella quién ejerciera tal trabajo. Sin embargo, si no es la primera, pues será su compañera.

- Mientras sea una buena periodista, me da igual - confesé.

- Lo será.

Con esta última declaración, ambos nos montamos en nuestra furgoneta de confianza. Cómo de costumbre conecté mi móvil poniendo música y canté a pleno pulmón mientras el rubio me miraba con una leve sonrisa. Aunque había que sacarle los sentimientos a cucharadas sé que le caía bien y me apreciaba, lo sé porque me pasaba igual.

Todo lo que veo || Chiara y VioletaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora