22. amapolas

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Amigas, me he puesto a escribir y me ha salido un mega capítulo enorme, así que voy a dividirlo en 2 para que sea un poco más ligerito de leer (la segunda parte la subiré próximamente y será más corta de lo habitual).

Ah, y una cosa más: se me olvidó completamente que Violeta está de cumpleaños antes de Chiara, así que por el bien de la narrativa y la línea temporal del fic, fingimos demencia y  tiramos palante 🥲

Enjoy!

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tu y yo

jugando a que salte la tensión

y todo se haga fuego

y será así

hasta que salte la presión

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- ... Happy birthday to you!

Las voces de sus amigos sonaron a coro dentro del salón. Chiara sonrió, sintiéndose agradecida y afortunada por estar rodeada de gente que la quería tanto y tan bien. Sopló las velas mientras Martin, Bea, Ruslana, Paul, Álvaro, Denna, Álex y su familia aplaudían con énfasis. Abrazó a todos y cada uno de ellos, incluida una Ruslana que dejó un par de caricias extra sobre su espalda.

- ¡Felicidades, Kiki! - Exclamó Álex, provocando una ronda de vítores entre los presentes.

- Muchas gracias. - Respondió la morena, pasándose un mechón de pelo tras la oreja y poniéndose nerviosa con tanta atención sobre su persona.

- ¡Tiempo para los regalos! - Gritó Bea.

Martin sacó unas bolsas de debajo de la mesa y se las pasó a la balear. Chiara las recibió con una sonrisa y las abanicó un poco, tratando de adivinar lo que podía ser.

- Es de parte de todos. - Señaló el vasco. - Yo, Bea, Paul, Álvaro y Rus. - Especificó.

- Y Naiara. - Añadió el camarero, con un guiño.

Álex y Denna trataron de no sentirse desplazados cuando Martin los miró de reojo, claramente descontento con su presencia. Chiara lo notó e intentó no enfadarse con él. Entendía que eran amigos de Juanjo y que podía molestare, pero en las últimas semanas habían pasado mucho tiempo con la menorquina y habían formado un fuerte vínculo. Los consideraba sus amigos y no iba a permitir que el de Bilbao los hiciese sentir incómodos.

- ¡Venga, ábrelos! - La incitó Bea.

Chiara no se hizo de rogar y comenzó a romper el papel de regalo. De una de las bolsas sacó una caja de música que emitió una bonita melodía nada más abrirla. Sonrió, buscando los ojos de Martin. La habían visto en el escaparate de una tienda de antigüedades por la que habían pasado una vez y ella había comentado lo mucho que le gustaba. Él debió guardarse la información para sí mismo y proponer la idea llegado el momento.

- Me encanta. - Comentó, dándole otra vuelta para volver a examinarla.

Su hermana se la quitó de las manos para observarla y compartirla con su familia. Chiara rodó los ojos con su actitud, pero continuó abriendo el resto de regalos: unas zapatillas de deporte y unas entradas para la próxima gira de Olivia Rodrigo. Además, le habían enmarcado una foto de todos en El Parque, incluidos los dos camareros, después de uno de sus bolos.

Chiara se levantó para abrazarlos de nuevo. Los achuchó con fuerza, conmovida. Al llegar a Ruslana, la menorquina sonrió. La ucraniana intentó devolverle el gesto, pero no consiguió que le brillasen los ojos y la balear lo notó. La pelirroja mantenía la distancia, permaneciendo en segundo plano y tratando de no llamar la atención. Casi parecía que estuviese allí por puro compromiso. A la inglesa le dolía ver esa barrera entre ellas, le dolía no saber como romper esa frialdad que se había instalado en cada una de sus interacciones. Y, si era sincera, también le dolía un poco que hubiese participado en el regalo de grupo general y no hubiese pensado algo en particular. No sabía que esperaba algo especial por parte de la canaria hasta que no lo había recibido.

Life After LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora