Life After Love

25. perreo bonito

Penúltima parada de este tren, amiguis (aunque ya tengo pensado lo siguiente, os cuento al final).

Enjoy!

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dime que harás

con el amor que tuvimos

dime si vas a volver

o te has arrepentido

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Salió apurada de la ducha, corriendo por el pasillo rumbo a la habitación. Cogió una camisa, un pantalón holgado y una americana que más o menos pegaban y se los puso, sin pensar demasiado la combinación. Se maquilló rápido y pasó de secarse el pelo: más valía una pulmonía que un despido en el trabajo de sus sueños. Sobre todo cuando estaba tan cerca de conseguir el ansiado traslado a Andalucía.

Un par de semanas atrás, había escuchado que había una vacante en la redacción de Motril, en Granada, y desde entonces su cabeza estaba obsesionada con conseguir ese puesto, costase lo que costase. Ya había hecho los primeros movimientos, pero necesitaba no meter la pata durante una temporada para mantener la buena reputación que se había ganado en los últimos meses. La ansiedad y la impaciencia le disparaban el pulso y la ilusión cada vez que pensaba en ello. En la posibilidad real de volver a casa. De volver a Chiara.

Porque Ruslana le había escrito una noche para contarle que había hablado con Kiki y que, definitivamente, había decidido apartarse. En el whatsapp le confirmaba lo que ya le había dicho en la discoteca, que no estaba dispuesta a que la situación se prolongase y las hiriese a las tres, además de comentarle que creía que la inglesa sentía cosas más fuertes por la periodista que por ella. La ucraniana se despidió diciéndole que se imaginaba que Chiara se lo contaría pronto, así que Violeta le dio las gracias y esperó el mensaje de la británica.

Y esperó.

Y esperó.

Y esperó.

Y siguió esperando.

Pero Chiara no daba señales de vida. Llevaba quince días de silencio e interacciones mínimas, ni siquiera en su pequeña burbuja de Instagram. Era como si hubiese desaparecido de la faz de la tierra. Esa inactividad, inusual por parte de la morena, llenaba de dudas a la pelirroja. ¿Se habría arrepentido de lo que pasó en su cumpleaños? ¿Habría sido aquello un error? ¿Habría cambiado de opinión y estaría despertándose en los brazos de Ruslana en ese instante?

Frenó el bucle de pensamientos negativos, centrada en su objetivo del día: dar lo mejor de si misma para tener la oportunidad de volver a Granada lo antes posible.

Se fue del piso con cuidado de no despertar a sus compañeros y corrió hasta el metro, confiada en llegar. Apuró el último tramo, como siempre, y consiguió colarse otra vez in extremis. Sonrió, pensando lo bien que se le daba aquello últimamente. Se atusó el pelo mirándose en el cristal del tren y sacó el teléfono para comprobar que llegaba a tiempo. La barra de notificaciones mostraba varios textos sin leer.

D: estamos ya en el tren, amoreee

D: en nada estamos ahí

Los mensajes iban acompañados de una foto de la rubia junto a Álex, sonrientes y felices de ir a visitarla a Madrid. Era Semana Santa y la reportera se moría por enseñarles la capital a sus mejores amigos. Que su visita coincidiese con el momento en el que estaba más preocupada por Chiara y Ruslana era una mera coincidencia. Pero una coincidencia que estaba dispuesta a aprovechar para sacar información.

Hablando de la reina de Roma, abrió el chat con la menorquina. Sus últimos mensajes estaban sin leer, como si la estuviese ignorando a propósito. Notó un pinchazo en el pecho, porque necesitaba saber algo de ella ya. Se sentía dolida y un poco traicionada. Si había algo que a Chiara no le gustaba, ¿por qué no se lo decía? ¿Acaso no tenían la confianza suficiente para hablar las cosas?