Every step I'm taking
Every move I make feels
Lost with no direction
My faith is shaking
But I, I gotta keep trying
Gotta keep my head held high
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Entró por la puerta y lo primero que escuchó fueron las voces de su familia en la cocina. Se había perdido la cena porque prefirió quedarse con Chiara hasta tarde, aprovechando el tiempo al máximo hasta que ya no tuvieron más remedio que irse a casa. Tras la conversación sobre Violeta, Ruslana había retomado los dibujos y la británica había regresado a la guitarra, componiendo de manera fluida. Liberadas, de algún modo.
La ucraniana sonrió, pensando en la montaña rusa que había sido esa tarde. La manera en la que Chiara se había sentido lo suficientemente cómoda para abrirse en canal con ella le provocaba un orgullo tremendo. Si antes de ese día ya estaba dispuesta a darlo todo por protegerla y hacerla feliz, después de ese momento tenía clarísimo que le daría su vida si hiciese falta.
Avanzó hacia la cocina sumergida en sus propios pensamientos, hasta que la risa de Violeta la devolvió a la realidad. Sintió que la ira y la rabia la invadían de los pies a la cabeza. ¿Su amiga destrozada por su culpa sin saber ni siquiera por qué y ella riéndose como si nada?
Sabía que no era un pensamiento racional, que no era justo mezclar esos contextos, pero en ese momento todo lo que le apetecía era pegarle un puñetazo. Inspiró hondo y trató de tranquilizarse. Odiar a su prima mayor, no significaba ser una borde con el resto de su familia.
Fingió una sonrisa y entró en la cocina. Los Hódar empezaban a recoger la mesa tras la cena, pero se detuvieron al verla entrar.
- ¡Ruslana! - La saludó su tía. - Llegas tarde, cariño, ¿dónde estabas? ¿Va todo bien?
La ucraniana se conmovió con la preocupación de la mujer. Siempre estaba pendiente de ella y de su bienestar y, aunque a la pelirroja le gustaba ser independiente, agradecía muchísimo el cariño que le demostraba siempre.
- Si, todo perfecto tía. - Respondió con una sonrisa. - Os mandé un mensaje para avisar que no venía a cenar. - Su tío asintió, confirmando que lo habían recibido. - Lo que pasa es que me lie dibujando y perdí la noción del tiempo.
Notó como las mejillas se le sonrojaban un poco. No por mentir, si no porque era demasiado cierto que se había despistado completamente de la hora hablando con Chiara.
- ¿Y has dibujado mucho? - Preguntó Juan Carlos. - ¿Algo que podamos ver?
- ¡Sí! Ensénanos algo, porfa. Me encantan tus dibujos.- Insistió Tana, levantándose de la silla y poniéndose a su lado.
Ruslana lo valoró por un momento. En realidad, se había olvidado de los paisajes. Pero sí que había hecho algo que podía ser interesante para mostrar.
Sacó el bloc y rebuscó entre todos los bocetos fallidos de esa tarde. Cuando llegó a lo que buscaba, sonrió y lo enseñó.
Era un dibujo unas manos tocando una guitarra, como si en cine fuese un plano detalle. Se veía el instrumento y se veían los dedos, pero poco más. El dibujo estaba sucio y trabajado, faltaban muchos detalles por pulir, pero la ucraniana estaba bastante satisfecha con el resultado. Sobre todo porque, a simple vista, podía ser cualquier persona, un producto de su imaginación. Pero no lo era.
Ella lo sabía y Violeta, según la cara que había puesto, también. La periodista miraba la libreta con un gesto serio y apretando los labios, como conteniéndose.

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Life After Love
Fiksi PenggemarVioleta es una periodista recién graduada que trabaja en Madrid y vuelve a casa unos días en busca de paz mental. Ruslana, su prima pequeña, acaba de mudarse con sus tíos para estudiar un máster de Bellas Artes en Granada. Ambas llevan años sin vers...