24. let me out

3.4K 223 21
                                    

Capítulo cortito, pero necesario para avanzar.  Quedan este y dos más 🥺

Enjoy (si podéis)!

---

And another soul is stealing your thunder

And I know you're bringing me down (...)

The phone is ringing,

The clock is tickin',

Just let me out

---

Llevaba una semana dándole vueltas a la cabeza. Masticando, una y otra vez, los pasos a seguir. El cumpleaños de Chiara había sido demasiado y, aunque la menorquina trataba de robarle alguna mirada y alguna caricia de vez en cuando, ella ya no podía seguir como si nada. Violeta había pasado por su casa antes de volverse a Madrid, con pinta de no haber dormido, pero una sonrisa desmedida en la cara. Eso no era de haber pasado la noche con Denna, así que era muy sencillo sumar dos más dos. Y Ruslana podía ser muchas cosas, pero tonta no.

Los tres ensayos compartidos con Chiara desde entonces habían sido una tortura emocional, aunque la música siempre era un buen vehículo para liberar tensiones. La ucraniana no sabía como abordarla, como explicarle todo lo que achicaba el estómago y le oprimía el corazón. No quería volver a escuchar la confirmación verbal de lo que ya sabía, pero necesitaba terminar con aquello de una vez por todas. Si la balear no se decidía, tendría que ser ella quien diese el paso adelante. Quien, por una vez, se pusiese en valor a si misma.

- ¡Kiki! ¡Eh! - Exclamó, moviendo las manos para que la morena la localizase.

Había ido a a buscarla a la salida del conservatorio, como tantas otras veces en los últimos meses, pero en esta ocasión las mariposas en el estómago parecían losas de hormigón.

- ¿Rus? - Se sorprendió la inglesa, que no contaba con ella. - ¿Qué haces aquí? ¿Habíamos quedado?

La pelirroja sonrió de manera involuntaria, viendo como la cabeza de la otra chica funcionaba al doscientos por cien intentando recordar si habían planeado el encuentro.

- No, no te preocupes. - Respondió. - Pero si tienes un hueco te invito a comer y nos ponemos al día.

La expresión de Chiara se tornó algo sombría durante un instante, como si una parte de ella quisiese negarse a ir. Por un momento, Ruslana creyó leer un flash de culpabilidad sobre sus ojos verdes, pero lo ignoró. Todavía tenía mucha tarde por delante para enfrentarse a eso.

La británica aceptó, aunque con ciertas dudas. Decidieron coger algo para llevar e irse a su parque de siempre, al rincón de Granada que les pertenecía solo a ellas dos. Para Ruslana era un alivio saber que, pese a lo complicado de la situación, al menos la enfrentaría en un espacio cómodo para ambas.

Caminaron sin prisa, con la balear hablando y hablando de todo lo que le había pasado esa mañana, claramente nerviosa, y una Ruslana expectante, escuchando paciente hasta encontrar el momento en el que el valor le permitiese hablar a ella.

Se sentaron, con las chaquetas extendidas sobre el césped, y comieron charlando sobre la banda y los ensayos. La música seguía siendo su punto común, un tema seguro para las dos.

-... Y, además, yo pienso que algo rollo Kill Bill me puede molar. - Explicaba la menorquina, moviendo las manos para tratar de explicar su punto. - Tengo que hablar con Bea y Martin para los arreglos, pero creo que podría quedar bien y sería algo diferente. - Bebió un trago de su refresco. - ¿Tú que crees?

Chiara la miraba con curiosidad, realmente preocupada por la estúpida canción, mientras la canaria sentía que cada palabra pesaba más y más sobre sus hombros. Todavía no había empezado a hablar y ya tenía los ojos empapados en lágrimas a punto de caer. Para la morena, aquello era una quedada más, un rato agradable con su mejor amiga, mientras a ella el mundo se estaba cayendo a pedazos. Pestañeó un par de veces y miró al horizonte.

Life After LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora