Do you believe in life after love?
I can feel something inside me say
I really don't think I'm strong enough, no
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Jugó con un par de macarrones de un lado para otro del plato y volvió a posar el tenedor, bebiendo un trago de agua. Ruslana hablaba y hablaba sobre sus proyectos del máster, pero Violeta no era capaz de escucharla. Sonreía, asentía y de vez en cuando metía alguna pregunta genérica de forma automática, para parecer interesada en la conversación, pero la realidad era que no podía pensar en otra cosa que no fuese Chiara.
Decir que estaba frustrada era quedarse corto. Estaba enfurecida internamente, cabreada con Ruslana, con la británica y con el mundo en el general. Estaba molesta, muy molesta, porque todo el trabajo que llevaba haciendo con su mente en los últimos meses amenazaba ahora con venirse abajo.
Una mirada, un simple encontronazo con esa cara de nuevo, y su mundo volvía a tambalearse.
Había pasado noches y noches tratando de olvidar su voz. Intentando no recordar su risa. Aferrándose al dolor para pedirle a su corazón que no latiese más por ella. Rogándole a su cabeza que dejase de pensarla, de imaginarla en cualquier cara y en cualquier rincón aun estando a tantos de kilómetros de distancia. Apretando los puños con fuerza para que sus manos no soñasen con tocarla. Besando a gente extraña aquí y allá para ahuyentar el fantasma de sus labios.
Había hecho tanto trabajo y derramado tantas lágrimas llorándola en esos meses, que no podía creerse que ese encuentro fortuito estuviese a punto de echarlo todo por tierra.
Estaba enfadada, indignada y muchísimas cosas más, pero, sobre todo, estaba jodida.
De todas las personas que vivían en Granada, de todas las personas que se podían dibujarse en un papel, de toda la gente que tocaba la guitarra en esa estúpida ciudad, Ruslana tenía que haber ido a fijarse en la maldita Chiara Oliver.
El camarero interrumpió sus pensamientos preguntando por el postre y la devolvió a la realidad.
- ¿Te estoy aburriendo? - Cuestionó su prima, un poco avergonzada. - Lo siento si estoy hablando mucho.
La granadina se sintió culpable y le dedicó una sonrisa fingida.
- Que va, no te preocupes. Es todo muy interesante. - Mintió.
La canaria se relajó un poco y dió un trago a su refresco. Violeta cogió aire y se atrevió a cambiar de tema.
- Entonces, esa chica que me has presentado antes... - Comenzó, sintiendo como la confianza se le desvanecía con cada palabra. - Clara, ¿no?
- Chiara. - Señaló Ruslana. - Es inglesa.
'Medio inglesa', corrigió mentalmente la periodista, indignada con el poco rigor de los datos que le daba la ucraniana.
- Eso, Chiara. - El nombre le sonó raro en su propia voz, dejándole una sensación entre extraña y familiar. Llevaba tanto tiempo sin pronunciarlo en alto que se había olvidado de lo bien que sonaba salido de sus labios. - ¿Es tu novia?
Ruslana se atragantó con la Fanta. Tosió un poco, intentando recomponerse, y posó el vaso de nuevo. La miró con los ojos muy abiertos y las mejillas sonrojadas, pero Violeta ni se inmutó. 'El karma', pensó.
- No, no, que va. - Negó la menor. - Es lo que te decía ayer, somos amigas y hemos conectado mucho, pero nada romántico. Es mi mayor apoyo aquí, sobre todo cuando me siento un poco sola. Me ayuda a sentirme en casa, aunque esté muy lejos de mi hogar de verdad, ¿sabes?
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Life After Love
FanficVioleta es una periodista recién graduada que trabaja en Madrid y vuelve a casa unos días en busca de paz mental. Ruslana, su prima pequeña, acaba de mudarse con sus tíos para estudiar un máster de Bellas Artes en Granada. Ambas llevan años sin vers...