Cap. 13: Jacob / Olive / Matt

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Jacob

Esto era una puta pesadilla.

¿En qué momento se nos había ido la cabeza? A mí, particularmente, hacía como una hora aproximadamente, cuando, inocente de mí, había ido a ver a mi novia porque últimamente no nos veíamos demasiado y, sinceramente, algo dentro del pecho me decía que no era normal, pero, ni remotamente, hubiera apostado por la bomba que me había soltado Ashley y que había hecho que mi cabeza explotara en mil pedazos.

Embarazada.

Sí, embarazada. No estaba confirmado, pero podría estar embarazada y todo apuntaba a que acabaría siendo una realidad aplastante. Vomitaba, la regla le había fallado unas semanas antes y las tetas le iban a explotar. No necesitaba el puto palito de la farmacia para saberlo, pero entiendo que ella tuviera que hacerlo para convencerse y poder asumir que era una realidad. Era más que evidente lo que pasaba.

Cuando compras los condones y lees en la cajita que la fiabilidad es del noventa y ocho por ciento, no te imaginas que vas a ser el pringado al que le va a tocar el dos por ciento restantes, y eso es una realidad como un templo. La confianza en el noventa y ocho por ciento es ciega, pero, claro, si lo miramos fríamente, dos de cada cien, fallan. Los números no mienten y aquí estaba el ejemplo más claro.

Realidad aplastante. Creo que lo llaman así.

Habíamos quedado a la mañana siguiente en casa de Olive porque su madre y hermanos no estaban y podíamos tener intimidad para hacer la prueba de embarazo, y para reaccionar ante el resultado que, creo, todos sabíamos sin necesidad de hacerla, sin estar en el instituto o en cualquier otro sitio expuestos a los ojos ajenos. Necesitábamos gestionar esto en la intimidad, no que se enterara todo el puto pueblo a la primera de cambio.

Por lo que me había contado Ashley, Olive la había convencido, tanto de hacerlo como de contármelo, así que tenía una conversación pendiente de agradecimiento con ella porque había sido la voz sensata que faltaba en la cabeza de Ashley, que normalmente se desbordaba cuando las circunstancias escapaban de su control y esta circunstancia prácticamente había acabado con la poca serenidad que ya de por sí albergaba. Quería muchísimo a mi novia, pero bajo presión perdía totalmente los papeles, era una persona muy perfeccionista y ordenada, todo lo que estuviera fuera de su control, la desestabilizaba y esto escapaba a cualquier control. No la culpo. La presión que debió de sentir estas últimas semanas comiéndose ella sola este marrón tuvo que ser tremenda, y me jode, porque yo la hubiera apoyado incondicionalmente si lo hubiera sabido antes y no se hubiera sentido tan sola. Este también era mi marrón, aunque estuviera dentro del vientre de Ashley. Hacía muchos años que estábamos juntos y la quería, la amaba profundamente. ¿Cómo no iba a apoyarla en algo así?

Se me cruzaron muchas cosas por la cabeza esa noche, en la cual no pude pegar ojo, como es lógico. Entre ellas, llamar a Matt y desahogarme con él porque sabía que me apoyaría al cien por cien y seguro que me daba buenos consejos y me aportaba la sensatez y tranquilidad que me faltaban a mí en ese momento, pero, no quería traicionar la confianza de Ashley que todavía no se sentía preparada para compartirlo con más gente. En ese momento, tuve que anteponer mi compromiso y mi lealtad para con ella ante todo lo demás, aunque eso supusiese ir en contra de mis necesidades, no pegar ojo de los nervios e intentar gestionar la situación lo mejor que pudiera, yo solo.

A la mañana siguiente, Ashley ya estaba en casa de Olive cuando llegué. Respeté que quisiera ir por su cuenta hasta allí, no quería que se sintiera presionada ni peor de lo que ya se sentía. Supongo que tampoco había podido descansar demasiado y por eso había llegado antes de la hora acordada, como yo. Tenía los ojos hinchados y rojos, podía intuir que por haber estado llorando, y las ojeras de un color morado oscuro que podía ver debajo de sus ojos daban buena cuenta de la falta de sueño. Se hacía necesario salir de dudas cuanto antes porque la espera nos iba a matar y porque, pasase lo que pasase, había que saberlo de una vez por todas, demorarlo más no iba a cambiar el resultado, fuera el que fuera y había que asumirlo cuanto antes.

¿Sabes que las mariposas no pueden ver sus alas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora