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Un nuevo día, otra lucha más avecinándose y un paso más para alcanzar al Japan Team. Había pasado nada más un día luego de la despedida de los participantes eliminados y las chicas así que Shingo no tenía muchas maneras de matar el tiempo.

¿Y que hacer mientras estas aburrido? Si eres Shingo la respuesta es muy fácil, empieza con En y termina en Trenar. Y ciertamente si que se estaba esforzando bastante, debido a la falta de una instrucción de parte de Takuma con el en estos momentos, hacia bastante visible su aun poco efectivo entrenamiento propio a este punto. Claro, golpea fuerte, es rápido y puede estudiar bien el estilo de lucha que esta utilizando en estos momentos pero el no tiene la llave de todo.

Después de todo ¿De que sirve tener tanta fuerza si no sabes como usarla? Shingo sabía bien que sus entrenamientos en solitario no serán lo mejor pero le sirven para matar el tiempo en lo que espera a recibir un aviso del personal sobre su atuendo arreglado. No fue mucho tiempo hasta que alguien del personal lo avisara de ir a su habitación para ver el atuendo arreglado y al llegar encontraría su uniforme escolar completamente reparado, no sabía si compraron uno nuevo o realmente era su uniforme pero se agradecía el gesto.

Había una nota consigo y prácticamente decía que debido a lo dañado que quedaron sus guantes a un punto casi irreconocible gracias a las llamas de Mai en su combate, optaron por cambiarle sus guantes, siendo uno más tradicionales usados para amortiguar los daños que sufría los nudillos al golpear. Shingo aunque algo triste por haber arruinado su regalo tan rápido, no dudaría en probar sus guantes nuevos que ciertamente le decían que esto muy cómodo no era, por lo que simplemente se pondría vendajes por debajo para hacerlos más cómodos de usar.

Se quitaría los guantes y los guardaría en la caja junto a su uniforme donde vinieron y se prepararía para su ducha fría con hielo pero el toque de su puerta haría que pausara su acción y fuera a atender. Frente a la puerta, la conocida belleza rubia de nombre Mature se haría presente con su usual sonrisa para luego bajar la vista un momento y luego volver a mirarlo a los ojos.

-... Lamento no molestar.

-¿Hm?- Ante esa reacción, Shingo estaría algo confundido pero luego de mirar abajo notaria que estaba solo en ropa interior, a lo cual tosería incómodo. -N-No, no, tranquila. ¿Sucede algo?-

-Tan solo vengo a avisarle que el equipo oponente ya se encuentra totalmente recuperado y listo para luchar, así que esta tarde se enfrentará a ellos al Sur de Korea.

Eso iluminaría el rostro de Shingo que por fin tras días de entrenamiento ya podía enfrentarse al siguiente equipo a derrotar, tan pronto como agradeció el aviso la misteriosa mujer se despediría y dejaría a Shingo solo para que pudiera golpearse la cabeza contra el marco de la puerta por el encuentro tan embarazoso.

Pero lejos de eso, las buenas noticias eran que este supuesto día aburrido ahora iba a ser mucho más entretenido.

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En la enfermería del lugar, el equipo recientemente eliminado se encontraban vistiéndose en sus atuendos de combate, un dogi tradicional con vestigios de Tae Kwon Do en la forma de vestir, solo que dado a las armas de dos integrantes no se podría decir que los tres fueran artistas marciales de tal estilo de lucha.

Si Hay Voluntad, Hay Un CaminoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora