Masky~La casa del abuelo Mikan estaba sumida en un silencio profundo, roto solo por el susurro ocasional del viento entre las ramas. Me movía con la precisión que solo se logra con la práctica en la oscuridad. No entendía del todo por qué había decidido venir aquí esta noche, pero algo me atraía hacia esta casa, hacia Lucine.
Con pasos silenciosos, abrí la puerta de su habitación. La suave luz de la luna se filtraba por la ventana, bañando la habitación en un resplandor plateado. Allí estaba ella, durmiendo tranquila, su respiración lenta y regular. Parecía completamente ajena al peligro que acechaba en la oscuridad.
Me acerqué a su cama, cuidando de no hacer el más mínimo ruido. Me detuve al borde, observándola. Había algo en su rostro sereno, en la paz que irradiaba mientras dormía, que despertaba en mí una confusión profunda.
Lucine, con su cabello rubio esparcido sobre la almohada y una expresión de inocencia en su rostro, parecía tan vulnerable y a la vez tan fuerte. Sus ojos azules estaban cerrados, pero su ceguera no podía ocultar la fortaleza que irradiaba. Me encontré luchando con una mezcla de emociones: el deber, el peligro, y algo más profundo y desconocido.
La máscara que llevaba ocultaba cualquier rastro de emoción visible, pero detrás de ella, mis pensamientos eran un torbellino. ¿Qué era este sentimiento? ¿Por qué no podía simplemente llevar a cabo mi misión y marcharme? La presencia de Lucine me afectaba de una manera que no había anticipado.
Extendí una mano, casi sin darme cuenta, pero me detuve antes de tocarla. Sentía una conexión inexplicable con ella, una que me desarmaba. La inocencia de Lucine, su fragilidad, y la esperanza que representaba me hacían cuestionarme todo.
Mi mano temblaba ligeramente mientras la retiraba, volviendo a mi posición inicial. Pero en lugar de marcharme, algo en mí decidió quedarse. Con una cautela que apenas reconocía en mí mismo, me recosté junto a ella en la cama, sintiendo el calor de su cuerpo cercano al mío.
Lucine, profundamente dormida, se volteó y, sin darse cuenta, me abrazó. El contacto de sus brazos alrededor de mi cuerpo era un contraste desconcertante con la oscuridad que solía envolverme. Sentí una oleada de emociones que no podía explicar, una mezcla de ternura y confusión.
Estaba allí, en la penumbra, contemplando la posibilidad de llevármela, de arrastrarla a la oscuridad con la promesa de lo desconocido. La idea de tomarla, de llevármela a un lugar donde sus gritos no pudieran ser escuchados, era tentadora. Pero algo en su abrazo, en la calidez de su contacto, me hizo dudar. La oscuridad que siempre me había definido se encontraba con una chispa de luz, y no sabía qué hacer con ella.
Lucine se aferró más a mí, y en ese momento, me dejé llevar por la confusión. Mi mente se debatía entre la necesidad de cumplir con mi misión y la inexplicable calma que me ofrecía su abrazo. Mientras pensaba en la posibilidad de llevarla, me incliné ligeramente y, sin pensar, le di un beso en la frente. Fue un gesto impulsivo, una acción que desafió todo lo que había planeado hacer.
El silencio de la noche se llenó del sonido de su respiración tranquila, y por un instante, el mundo exterior pareció desvanecerse. Estar junto a ella, sentir su calidez, me hizo cuestionar todo lo que creía saber sobre mí mismo. ¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué había dejado que este momento cambiara todo?
Con un suspiro silencioso, me quedé allí, inmóvil, con Lucine en mis brazos. No sabía qué significaba esto, pero por primera vez en mucho tiempo, sentí algo más que vacío. Sentí una conexión, una chispa de humanidad que había creído perdida. La oscuridad seguía ahí, pero esta noche, algo había cambiado. Y, por una vez, no supe si eso era bueno o malo.
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Lee mikan [T/N x ticcy Toby]
RandomLee llega a una vieja casa junto al bosque sin querer llama la atención de Tobias Erin Rogers ya que esa era su vieja casa