abuelo

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Lee

Salimos de la casa con la sensación de que cada minuto que pasaba aumentaba nuestra inquietud. El trayecto hasta la casa del abuelo no era largo, pero cada semáforo en rojo y cada interrupción en el tráfico me hacían sentir como si el tiempo se alargara interminablemente.

Lucine estaba tranquila a mi lado, su mano en la mía, dándome un apoyo silencioso. Su confianza en mí, a pesar de la situación, me daba una pizca de fuerza para seguir adelante.

Finalmente, llegamos a la casa del abuelo, una antigua masion con jardín que siempre había sido nuestro refugio cuando las cosas se ponían difíciles. Me estacioné frente a la entrada y apagué el motor, tomando una respiración profunda antes de salir del coche.

Ayudé a Lucine a bajar del auto y nos dirigimos hacia la puerta. Toqué el timbre y esperamos mientras el sonido del timbre resonaba dentro de la casa. Después de unos momentos, escuchamos pasos que se acercaban y, finalmente, la puerta se abrió para revelar al abuelo, con su rostro arrugado pero siempre amable.

—Lee, Lucine, qué sorpresa —dijo con una sonrisa acogedora, aunque noté que su expresión se tornó preocupada al ver nuestras caras. El abuelo siempre había sido perceptivo a nuestras emociones.

—Hola, abuelo —dije, tratando de mantener la calma—. Necesitamos tu ayuda. Algo terrible ha pasado.

El abuelo asintió, dándonos paso para entrar. Lucine y yo pasamos al interior de la casa, y el abuelo cerró la puerta detrás de nosotros. Nos llevó a la sala de estar, un lugar cálido y familiar lleno de recuerdos de nuestra infancia.

—Cuéntame qué ha pasado —dijo el abuelo mientras se sentaba en su silla favorita. Lucine se acomodó en el sofá, y yo aparte al abuelo , sintiendo el peso de la historia que tenía que contar.

Le expliqué todo lo que había ocurrido la noche anterior: la intrusión, la amenaza del hombre con las hachas, y el miedo constante que nos estaba acosando. El abuelo escuchó atentamente, su rostro tornándose serio a medida que la historia avanzaba.

—Entiendo —dijo finalmente—. Esto suena muy grave. Debemos tomar precauciones y estar preparados.

Sentí un leve alivio al ver que el abuelo no minimizaba mi situación. Él siempre había sido alguien en quien podíamos confiar en momentos de crisis.

—¿Qué debo hacer? —pregunté, esperando una solución o al menos una guía sobre cómo enfrentar esta amenaza.

El abuelo se levantó se fue, caminando hacia una vieja mesa de trabajo donde guardaba varios objetos y documentos. A medida que rebuscaba entre sus cosas, comenzó a explicar que había conocimientos y herramientas antiguas que podían ayudarnos a enfrentar situaciones como la nuestra. Aunque no mencionó detalles específicos, su presencia y su acción decidida me dieron un poco de esperanza.

Con la ayuda del abuelo, preparándonos para la próxima amenaza, sabía que teníamos que mantenerme alerta y estar lista para lo que viniera. La seguridad que buscába estaba en las manos de quien había enfrentado muchos desafíos antes que nosotros.

Regresamos a la sala donde vimos a Lucine tomar calor de la chimenea

El ambiente en la sala se volvió más relajado después de que el abuelo comenzó a charlar sobre viejos tiempos. La calidez de la habitación y el aroma del café recién hecho que el abuelo había preparado ayudaron a suavizar la tensión que habíamos sentido anteriormente.

—Recuerdan cuando solían venir aquí durante el verano? —dijo el abuelo, con una sonrisa nostálgica—. Siempre me hacía tanta ilusión tenerlas cerca. Solíamos pasar horas en el jardín, disfrutando de las historias y las travesuras.

Lee mikan [T/N x ticcy Toby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora