Lee
Corrí sin rumbo por el bosque, con la risa burlona de Regalt resonando en mis oídos. El miedo me impulsaba, pero solo una cosa estaba clara: tenía que encontrar a Toby.
Lo encontré entre los árboles. Su presencia, tan familiar, se veía distorsionada por los tics que nunca antes había notado con tanta claridad. Se acercó a mí, sus movimientos eran más bruscos, más erráticos.
-¿Qué pasa, Lee? ¿Por qué corres así? -preguntó, su voz entrecortada por los espasmos.
Intenté hablar, pero las palabras se enredaban en mi garganta. Me di cuenta de que algo estaba terriblemente mal.
-Toby, ¿qué te pasa? Estás... muy raro -logré decir, con la voz temblorosa.
-¿Por qué dices eso? -respondió, mientras un tic violento le sacudía la cabeza.
-Tienes muchos tics... -contesté, mi voz quebrándose.
-Siempre he sido así. ¿No lo habías notado? -dijo, con otra sacudida.
Me quedé en silencio, tratando de encajar las piezas. Los recuerdos de los momentos que habíamos compartido comenzaron a clarearse en mi mente, y entonces los vi, los tics que nunca antes había notado.
De repente, una figura emergió de las sombras. Jason. Su presencia era tan inquietante que retrocedí un paso. Su mirada fría y su aura oscura me hicieron temblar.
-¿Qué pasa con tu apariencia? -pregunté, asustada.
-Lee, has despertado tu mirada de cazadora de proxys. Es inevitable -dijo con voz grave.
-¿Qué significa eso? ¿Por qué estoy así? -pregunté, tratando de entender.
-Tus padres tuvieron una hija antes de ti y Lucine. Ella nació saludable, con el poder de cazar proxys. Ella era la primera, tú eres la segunda, y Lucine es la tercera.
Intenté comprender, pero el nudo en mi garganta crecía.
-¿Y eso qué tiene que ver con... con mi maldición?
-Cada dos hijos de los Mikan, uno nace ciego y otro débil para cazar. Lucine nació ciega, así que tú eres la débil, la que despertaría tarde. Esa es tu maldición, Lee.
La verdad me golpeó con fuerza, tan dura que casi me dejó sin aliento. Todo comenzaba a tener sentido, pero el dolor era abrumador.
-¿Qué significa esto para mí? -pregunté, mi voz apenas un susurro.
-Significa que ahora debes aceptar tu destino, Lee. Debes despertar a tu verdadero ser para enfrentarte a lo que está por venir -dijo Jason, retirándose lentamente.
Me quedé allí, con Toby, sumidos en nuestra confusión. La cabaña, con Masky aún dormido, parecía un refugio momentáneo en medio de esta tormenta.
-Lee, todo estará bien. No estás sola -me dijo Toby, con una voz llena de dolor y consuelo.
Asentí lentamente, con lágrimas en los ojos, pero mi corazón estaba lleno de dudas y miedo. La realidad de mi destino y mi conexión con los proxys me perseguía sin descanso. El bosque, oscuro y silencioso, parecía ser el único testigo de mi nueva y desafiante realidad.
Nos acurrucábamos cerca del fuego en la cabaña, el calor de las llamas era lo único que rompía el silencio helado de la noche. Toby estaba a mi lado, su presencia reconfortante, pero no podía evitar sentirme incómoda por los tics verbales y físicos que lo acompañaban. Cada vez que intentaba hablar, su cuerpo se sacudía incontrolablemente. Sus ojos, usualmente tranquilos, se desviaban bruscamente, y su voz era interrumpida por balbuceos y gruñidos. Era como si sus palabras fueran un torbellino de sonidos y movimientos descoordinados.
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Lee mikan [T/N x ticcy Toby]
AcakLee llega a una vieja casa junto al bosque sin querer llama la atención de Tobias Erin Rogers ya que esa era su vieja casa