la calma

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Narrador

Lee entro al cuarto del abuelo pero no vio por ningún lado a su abuelo se le hizo algo raro ya que el la había  mandado a llamar así que se sienta al borde de la cama, observando al abuelo mientras él entra en la habitación. La atmósfera es tensa, cargada de una mezcla de incertidumbre y curiosidad. El abuelo se acomoda en una silla y mira a Lee con seriedad.

“Lee, antes de empezar, quiero que entiendas que lo que voy a contarte es más real de lo que jamás imaginaste. Nuestra familia ha estado en la línea frontal de una batalla que pocos comprenden.”

Lee lo observa, la inquietud se refleja en sus ojos. El abuelo comienza a hablar, sus palabras cargadas de historia y gravedad.

“La primera Mikan, Laila Mikan, hizo un trato con Splendor Man, una versión más benévola de Slenderman. Laila había descubierto la verdadera amenaza que representaban los seres oscuros y decidió buscar ayuda. El trato consistía en que Laila obtendría un conjunto de armas especiales diseñadas para eliminar a los seres más poderosos, como Slenderman y Offender Man. Estas armas estaban bañadas en sangre de Splendor Man, la cual contenía un poder único que podía contrarrestar las habilidades de los seres oscuros.”

Lee escucha con atención, su mente procesando la información mientras el abuelo continúa.

“Sin embargo, el trato se volvió en su contra. Zalgo, un enemigo formidable y oscuro, logró asesinar a Splendor Man. Con la muerte de Splendor Man, las armas perdieron parte de su eficacia, pero aún así, los Mikan continuaron usándolas para combatir a los seres oscuros. Estas armas, junto con el conocimiento ancestral, fueron transmitidas a lo largo de las generaciones.”

El abuelo se levanta y abre una caja antigua que había guardado bajo la cama. Dentro, se encuentran varias armas: dagas de plata bañadas en sangre de Splendor Man, un cuerno de zalgo y un par de libros con simbologías antiguas.

“Estas son las armas que todavía conservan parte del poder de la sangre de Splendor Man. Las dagas de plata son letales para los proxys, mientras que el cuerno de zalgo puede repelerlos. Los libros contienen simbologías y rituales que son vitales para protegerte y enfrentarte a ellos.”

Con un gesto solemne, el abuelo lleva a Lee a una pared donde cuelgan varios retratos enmarcados. En el centro de la pared, destaca un gran retrato de Laila Mikan. Ella está representada junto a su esposo, ambos en un estilo majestuoso, vestidos con ropajes antiguos. Sin embargo, el retrato está dañado: una parte del marco y de la imagen de su esposo está roto y desgarrado

“Esta es Laila Mikan, nuestra antepasada. El retrato fue dañado en tiempos antiguos, un recordatorio del costo de la lucha contra las fuerzas oscuras.”

Lee observa el retrato con atención, notando el daño y el simbolismo detrás de él.

“¿Quién era su esposo?”

“El esposo de Laila era un doble aliado en la lucha, participando para poder acabar con los proxys pero su nombre se ha perdido en el tiempo. Lo importante es que ambos sacrificaron mucho por la protección de la humanidad y el equilibrio entre el bien y el mal.”

El abuelo se dirige a otro retrato, mostrando a varios antecesores en una línea de sucesión. Cada uno tiene una expresión de determinación y coraje, reflejando la historia y la lucha de la familia Mikan.

“Estos son algunos de nuestros antepasados. Cada uno ha jugado un papel crucial en la defensa contra las fuerzas oscuras. El conocimiento y las armas que te he dado son parte del legado que han dejado para protegernos.”

Lee toma uno de los libros con una mano temblorosa, pero su mirada se endurece con determinación.

“¿Y cómo debo usar estas herramientas?”

“Estudia los libros a fondo. Contienen los rituales necesarios para crear barreras protectoras y debilitar a los proxys. Usa las dagas y el cuerno en combate directo. Recuerda, nunca subestimes a tus enemigos y mantén siempre la vigilancia.”

Lee asiente con seriedad, lista para enfrentar la realidad que había estado ignorando.

“Haré lo que sea necesario para protegerme y proteger a mi hermana.”

El abuelo sonríe con satisfacción, sabiendo que finalmente ha logrado despertar en Lee la determinación necesaria para enfrentarse a la amenaza que representa el mundo de los proxy
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En un oscuro y lúgubre taller, Jason the Toymaker está concentrado en su trabajo. El sonido del cincel y el esmeril llenan el aire mientras da los toques finales a dos muñecas de porcelana. Una de las muñecas tiene la apariencia delicada de Lee, con su cabello color zanahoria y ojos verdes, mientras que la otra tiene los rasgos suaves y rubios de Lucine. Cada detalle es meticulosamente elaborado, mostrando la destreza de Jason.

De repente, la puerta del taller se abre con un estruendo. Offender Man entra, su presencia llenando el espacio con una aura de ira y violencia contenida. Sus ojos rojos brillan con furia mientras se dirige hacia Jason.

“¿Qué estás haciendo con esas muñecas, Jason?” pregunta Offender Man, su voz resonando con un tono amenazante.

Jason, sin apartar la vista de las muñecas, sigue trabajando con calma. "Estoy creando. Eso es lo que hago, ¿recuerdas? Crear."

Offender Man se acerca más, su figura imponente proyectando una sombra sobre Jason. “No me gustan estas muñecas. ¿Por qué tienen la apariencia de esas chicas?”

Jason levanta la vista por un momento, observando a Offender Man con una mirada desafiante pero serena. "Todo tiene un propósito, Offender Man. Cada creación, cada detalle. ¿Qué es lo que necesitas?"

El ambiente se vuelve aún más tenso. Jason retoma su trabajo, como si la presencia de Offender Man no fuera una amenaza para él. Offender Man gruñe, pero finalmente cede, sabiendo que Jason no es fácil de intimidar.

“Necesito algo más útil que esas muñecas. Hay una nueva misión. Una que requiere de tus habilidades. Quiero algo que cause miedo, algo que paralice a nuestras víctimas.”

Jason sonríe, un destello de malicia en sus ojos. "Eso es más específico. Puedo crear algo para ti. Pero necesitaré tiempo y... ciertos materiales."

Offender Man se cruza de brazos, aún irritado pero dispuesto a escuchar. “¿Qué materiales?”

Jason se levanta, dejando las muñecas sobre la mesa, y comienza a buscar en su taller. "Necesitaré algunos ingredientes especiales. Sangre de proxys recientes, algunas piezas de sus víctimas... y, por supuesto, tu aprobación para usar ciertos hechizos oscuros."

Offender Man asiente, su expresión mostrando una mezcla de desdén y aceptación. "Lo tendrás. Pero asegúrate de que lo que crees sea efectivo. No quiero errores."

Jason vuelve a su mesa, recogiendo una herramienta afilada. "No te preocupes. Siempre entrego lo que prometo. Y más."

Offender Man observa por un momento más antes de girar sobre sus talones antes de salir del taller, dejando a Jason sumido nuevamente en su trabajo. La atmósfera en el taller se mantiene cargada de tensión, pero Jason sigue trabajando, su mente llena de planes y su corazón lleno de oscuras intenciones.

“Esas muñecas,” murmura para sí mismo, “tendrán su papel en todo esto. Todo a su tiempo.”

Jason retoma su trabajo, sus ojos brillando con planes oscuros. "No te preocupes. Siempre entrego lo que prometo."

Offender Man observa por un momento más antes de girarse para salir del taller. Sin embargo, antes de irse, se detiene y mira a Jason. “Laila Mikan… ella tenía un trato con esplendor man. Algo que nos afectó a todos.

Jason alza una ceja, interesado. “¿Laila Mikan? ¿Qué trato?”

Offender Man gruñe. “Ese no es asunto tuyo. Solo asegúrate de que tus creaciones sean tan efectivas como prometes. Laila pagó el precio por subestimarnos.”

Jason observa a Offender Man salir del taller, una sonrisa oscura jugando en sus labios. “Interesante,” murmura para sí mismo. “Muy interesante.”La tensión en el taller persiste, pero Jason sigue trabajando, sus pensamientos llenos de nuevos planes y posibilidades. Las palabras de Offender Man sobre Laila Mika solo hacen reír a jason

.El ambiente en el taller se calma momentáneamente, pero la amenaza y los oscuros planes permanecen latentes, listos para desatarse en cualquier momento.

Lee mikan [T/N x ticcy Toby]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora