𝐂𝐀𝐏Í𝐓𝐔𝐋𝐎 𝐄𝐗𝐓𝐑𝐀 𝟒

53 4 0
                                    

𝐄𝐋 𝐌𝐔𝐍𝐃𝐎 𝐁𝐀𝐉𝐎 𝐄𝐋 𝐀𝐆𝐔𝐀

ღღღ

Violeta

Recuerdo claramente el día que decidimos aprender a bucear. Era una de esas tardes perfectas en la playa, cuando todo parecía alineado para hacernos sentir en paz con el mundo y con nosotras mismas. Habíamos hablado sobre nuestros sueños, nuestras metas, y cuando mencioné que siempre había querido bucear, vi la chispa de entusiasmo en los ojos de Aitana. Así fue como nació la idea de nuestro próximo gran viaje.

-Tenemos que hacerlo realidad, ¿sabes? -me dijo Aitana mientras caminábamos de regreso al coche esa tarde. -Prometimos que exploraríamos el mundo submarino juntas.

-Lo sé -respondí, sintiendo la emoción burbujeando dentro de mí. -Pero nunca pensé que realmente llegaría el momento. Siempre lo vi como uno de esos sueños que uno tiene, pero que nunca llega a cumplir.

-Bueno, pues ahora es el momento de cumplirlo -dijo ella, sonriendo con determinación. -No hay razón para esperar.

Así que, apenas unos días después de aquella conversación en la playa, nos encontramos en el salón de nuestra casa, rodeadas de mapas, revistas de viajes y nuestras computadoras portátiles, planeando nuestro viaje de buceo. Había tantos destinos posibles, pero queríamos algo realmente especial, un lugar que nos ofreciera una experiencia inolvidable.

-¿Qué te parece Australia? -sugerí mientras exploraba opciones. -La Gran Barrera de Coral es uno de los mejores lugares del mundo para bucear.

Aitana asintió, pero no parecía completamente convencida.

-Sí, es impresionante, pero ¿qué tal algo un poco más exótico? Algo más remoto.

Eso me hizo pensar.

-¿Las Maldivas, tal vez? He oído que las aguas allí son cristalinas, y los arrecifes de coral están llenos de vida.

-Las Maldivas suenan perfectas -dijo, su rostro iluminándose mientras buscaba imágenes del lugar en su portátil. -Es hermoso, y además, es un lugar que siempre he querido visitar.

Con esa decisión tomada, empezamos a organizar el viaje con más detalle. Pasamos las siguientes semanas planeando cada aspecto: los cursos de buceo que necesitaríamos tomar, el equipo que tendríamos que alquilar, y, por supuesto, el lugar donde nos hospedaríamos. Queríamos que todo fuera perfecto, y aunque la organización fue un poco abrumadora a veces, ambas estábamos emocionadas por lo que nos esperaba.

Una de las cosas que más me emocionaba era la idea de compartir esta nueva experiencia con Aitana. Habíamos hecho tantas cosas juntas, pero esto sería diferente. Bucear implicaba confiar la una en la otra en un entorno completamente nuevo, y eso, de alguna manera, me hacía sentir aún más cerca de ella.

Finalmente, el día del viaje llegó. Nos despertamos temprano, llenas de entusiasmo y un poco de nerviosismo. Habíamos empacado todo lo necesario la noche anterior, y mientras Aitana verificaba los detalles del vuelo, yo me aseguraba de que no habíamos olvidado nada importante.

-¿Tienes los pasaportes? -le pregunté, aunque sabía que Aitana siempre era la más organizada de las dos.

-Sí, están en mi bolso -respondió, levantando la mirada de su computadora para sonreírme. -¿Y tú? ¿Estás lista para la aventura?

-Más que lista -dije, sintiendo que la emoción se apodera de mí nuevamente. -No puedo creer que estemos a punto de hacer esto.

El viaje a las Maldivas fue largo, pero a medida que nos acercábamos, el cansancio del vuelo desapareció, reemplazado por la anticipación. Cuando finalmente aterrizamos y salimos del aeropuerto, el calor tropical nos envolvió, y supe que habíamos llegado al lugar perfecto.

𝐓𝐑𝐀𝐙𝐎𝐒 𝐃𝐄 𝐏𝐀𝐏𝐄𝐋 • Aitana BonmatíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora