Capítulo 27

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Alivio.

Era la única forma de describir la expresión de Jennie cuando, treinta minutos más tarde, abrió la puerta de su casa y se encontró a Lisa en el porche.

Por su parte, la carpintera se derritió al verla. Había tenido los hombros en tensión durante todo el trayecto, pero se relajaron al instante y se le escapó una larga exhalación.

—Hola —dijo Jennie con tanta suavidad y tanta dulzura, sin ningún rastro de la frialdad remilgada de antes, que Lisa sintió que la barbilla empezaba a temblarle.

Jennie se dio cuenta. Por supuesto que sí. Extendió la mano, la atrajo hacia sí y la abrazó. Deslizó las manos por su cuello y su pelo. Lisa se desplomó contra su cuerpo. Si antes pensaba que estaba cansada, después de todo el estrés que Joohyun había liberado, se sentía como un globo desinflado.

Rodeó la cintura de Jennie con los brazos. La castaña era un poco más baja que ella, así que apoyó la barbilla en su cabeza. Cerró los ojos y se relajó, intentando averiguar qué decir sobre... en fin, todo.

—Lo siento —fue lo primero que le salió.

Jennie se echó hacia atrás y frunció el ceño.

—¿Por qué?

Lisa negó con la cabeza.

—Por dejar que te fueras. Quería que te quedaras, pero...

—Oye —la cortó Jennie y levantó las manos para acariciarle la cara—. No pasa nada. Las dos estábamos un poco conmocionadas.

Lisa soltó una risa amarga.

—Ya.

—¿Estás bien?

Lisa asintió, pero incluso mientras lo hacía, los ojos se le llenaron de lágrimas. No pudo contenerlas; todas las emociones que últimamente sentía, por el hotel, por Jennie y por Joohyun, por fin se desbordaban.

—Ah —murmuró Jennie, con expresión preocupada.

Por una fracción de segundo, Lisa se quedó de piedra. Apartó la mirada, con la respiración agitada. Era uno de esos momentos clave en una nueva relación, cuando descubrías cómo reaccionaba alguien cuando perdías los papeles por completo. Ya sabía que Jennie era una mujer complicada, criada como una heredera de la realeza, encorsetada hasta la médula. Por si fuera poco, con las teorías de Joohyun aún flotando por su cerebro, necesitaba que Jennie...

—Ven aquí —dijo la mujer en voz baja.

Entrelazó los dedos con los de Lisa y la condujo al gigantesco sofá blanco de su blanquísimo salón. La hizo sentarse, todavía de la mano, y subió una pierna al asiento como una auténtica bisexual. Lisa estuvo a punto de reírse y soltar un comentario al respecto, pero entonces Jennie se inclinó hacia ella mientras le dibujaba círculos con el pulgar en la cara para tranquilizarla.

Eso.

Eso era justo lo que necesitaba que hiciera.

—¿Quieres hablarlo? —preguntó Jennie.

Lisa se recostó en el sofá y giró la cabeza para mirarla a los ojos. Se quedó en silencio unos segundos, buscando cualquier señal de la mujer manipuladora que Joohyun le había pintado, pero todo lo que encontró fueron unos suaves ojos marrones que le devolvían la mirada, con la boca ligeramente entreabierta en señal de preocupación.

—Olvidé lo que sentía —dijo Lisa.

—¿Lo que sentías cuándo? —preguntó Jennie.

Tragó saliva.

She Never Fails | Jenlisa Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora